Diario de León

Cómo evitar que el divorcio sea una guerra

La educadora Eva Bach y la psicóloga Cecilia Martí revisan su libro para afrontar la separación con madurez y con amor

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EFE

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La separación es siempre dolorosa, pero hay que evitar que sea traumática y termine en guerra, principalmente cuando hay hijos, a los que hay que poner siempre por delante de las emociones difíciles que se experimentan en un divorcio.

Bajo esta premisa, la educadora Eva Bach y la psicóloga Cecilia Martí han publicado El divorcio que nos une (Plataforma Actual), un libro descatalogado, editado por primera vez en 2007, y que las autoras han decidido revisar porque «lo seguía pidiendo mucha gente».

En una entrevista con EFE, Eva Bach reconoce que aunque cada vez hay más casos en los que las parejas se separan con «madurez», «el divorcio tiene todavía mucho de «asignatura pendiente». Pese a reconocer que «parece un oxímoron», aboga por una separación «amorosa» en el sentido de poner el amor por los hijos por encima de el dolor, la rabia, la frustración, el miedo, la preocupación o la angustia que conlleva una ruptura.

Bach es tajante al asegurar que «alguno de los problemas que enfrentamos es que los requisitos para un buen divorcio no los cumplen a veces ni las parejas que están juntas». Por ello, la psicóloga y la educadora dedican este manual tanto a las parejas que se despiden como a las que se encuentran, para que empiecen a hacer cosas que eviten la ruptura.

«Es difícil una buena separación donde no ha habido una buena convivencia. Esta requiere un cuidado, una comunicación afectiva, una escucha, una delicadeza, un respeto, una exquisitez en lo que hacemos y unas expectativas realistas», resume Eva Bach. En el enamoramiento, «empezamos con una expectativa totalmente desmesurada e ilusoria, una fantasía pura». Así, al volver a la realidad, empieza el desengaño y el desencanto. «Y sepárate de esa persona si no has construido un buen puerto para acoger el naufragio», enfatiza.

Uno de los errores que cometen los padres durante un divorcio es no poner límites y ceder a todos los caprichos, lo que termina con una pérdida de autoridad.

Sucede cuando aparece el sentimiento de culpa por haber causado a los hijos un dolor traumático con la separación, que se trata de compensar consintiendo, porque «ya te he dañado tanto que no te voy a hacer más daño», advierte Eva Bach.

En ocasiones, los peores enemigos en un divorcio son quienes deberían ser una gran ayuda. Entre ellos, destaca Bach al abogado que te dice «le vamos a sacar todo lo que podamos y alimenta la guerra», o al psicólogo que toma parte, en lugar de ayudar, o la familia «cuando reacciona que parece que la peor parte se la llevan ellos». Por no hablar de los amigos, resalta la educadora emocional, que toman partido de una forma también muy beligerante a veces.

«Es inevitable sentir rabia y dolor, o —si te han dejado— pensar que has sufrido una traición, o una deslealtad» por lo que es necesario tener «contextos protegidos emocionalmente» para expresar las emociones y recibir consuelo. Sin embargo, la experta aconseja poner límites a esa rabia y dolor, porque «no sería ni natural ni sano ni maduro ni recomendable quedarse ahí. Y, por supuesto, cero amoroso».

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