Diario de León

Solidaridad

Una red de arraigo sin etiquetas

Cáritas pone en marcha el grupo Kaawral donde personas en situación de sinhogarismo y voluntarios debaten sobre los derechos vulnerados y organizan actividades para dar visibilidad

Centro de formación de Cáritas

Nuevo grupo de apoyo y debate en CáritasMARIA FUENTES

León

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Han elegido llamarse grupo Kaawral. El nombre lo propuso Hamadou, un senegalés de 23 años que llegó a España hace dos años en una patera.  "Significa gente que se junta, se ayuda y echa una mano, independientemente de sus diversidades". Esa es la filosofía que empuja a este grupo de trece personas que comienza a trabajar en red en Cáritas. Voluntarias y voluntarios con experiencias en distintos sectores ponen sus conocimientos al servicio de las personas que están en situación de sinhogarismo o han necesitado en algún momento la ayuda de la organización eclesiástica y ahora se ofrecen para apoyar la iniciativa.

La idea surgió de las personas sin hogar que colaboraron en la puesta en marcha de la exposición Museo sin Hogar; Esperanza sin cobertura,  organizado por Cáritas en el Museo Diocesano. Once personas sin hogar colaboraron en la iniciativa, con la ayuda de cuatro voluntarios, "en un trabajo colaborativo, de esfuerzo y de conocimiento mutuo y personal".

El trabajo del grupo que ahora comienza está coordinado por María José Alonso, técnico del área del voluntariado de Cáritas. "Con la organización de la exposición se crearon unas sinergias que conformaron una familia formada por personas sin hogar y los jóvenes voluntarios que colaboraron en la experiencia. Propusieron seguir. Cada actividad que organicemos ayudará a reflexionar sobre un derecho vulnerado".

El objetivo es que los participantes expongan sus vivencias como personas que han necesitado ayuda o siguen necesitándola todavía y se organicen actividades que pongan negro sobre blanco la vulneración de los derechos. Una red de apoyo mutuo donde se suprimen las etiquetas "y nos vemos sólo como personas".

Testimonio de María Fernández, usuaria de Cáritas y voluntaria

  

El grupo de participación trabajará para  que nos veamos como personas" que pasan por momentos difíciles "algo que le puede pasar a cualquiera".

María Fernández está en la red de Cáritas desde hace trece años. "Tengo dos hijas que viven con su padre. He tenido problemas con la droga, con el alcohol, he sufrido malos tratos y he vivido en la calle en León y otras ciudades. Menos la prisión, me ha tocado pasar por muchas cosas. Me quité de la droga yo sola, no he ido a ningún centro. Ahora vivo en un piso. Por ser víctima de violencia de género cobro una ayuda de 480 euros que se me acaba en agosto. He solicitado el Ingreso Mínimo Vital. Participo en todo lo que puedo con Cáritas. Me he sacado el graduado escolar y  estoy sacándome el grado medio en estética y belleza". 

Al lado de María está Nacha García, voluntaria de Cáritas que colabora en distintas actividades artísticas en León. María se abraza a ella. "He recurrido a Nacha muchas veces, me ha ayudado mucho".

Nacha lo tiene claro: "Donde esté Aurora Baza estoy yo". Aurora Baza asumió la dirección de Cáritas en el mes de septiembre, en sustitución de Beatriz Gallego. Nacha dedica su tiempo libre a distintas actividades como voluntaria, como la residencia municipal de persona mayores o Mensajeros de la Paz, música o teatro. "Escuchar, ayudar y dar. Busco dar amor y que me den amor, pero sobre todo escuchar".

Y ese es el objetivo principal del grupo, escuchar.

Testimonio de la chilena Alejandra

Octavio Ibarra y Alejandra Valdebenito son chilenos. Octavio llegó a Salamanca para estudiar un Máster de Servicio Público y Política Social y está en proceso de homologación de su carrera en Administración Pública. "Trabajo como repartidor, en todo lo que sale, pero no son trabajos estables". Alejandra no trabaja, cuida de sus hijas gemelas y en algunos momentos han necesitado la ayuda de Cáritas. "En Chile trabajábamos pero decidimos cambiar de vida por nuestras hijas, para que pudieran tener más oportunidades de desarrollo y educación porque en Chile todo es muy caro. En este grupo buscamos encontrar cierta identidad social, un grupo para compartir vivencias".

Alejandra quiere compartir sus experiencias. "Cosas que incomodan, cómo nos relacionamos a nivel social. Cada uno lo vive hacia adentro y hay pocos grupos para compartir lo que nos pasa, nuestras dificultades. Buscamos ese arraigo".

Testimonio del senegalés Hamadou en Cáritas

El senegalés Hamadou inició hace dos años "una travesía difícil" en la que el vieje en patera para llegar a España no fue lo  más complicado. "He pasado por muchos países, lo de la patera fue difícil, pero no lo más difícil. Lo peor fue estar en el bosque en Marruecos, con el frío y la lluvia, sin tener dónde ir y el miedo a que llegase la policía. Teníamos que estar alerta toda la noche y despertarnos a  las cinco de la mañana para huir. He visto cómo metían en la cárcel a gente inocente, que no son los que trafican con personas". Hamadou vive en una casa compartida . "Desde hace cinco meses no tengo ayudas y debo el alquiler. No tengo trabajo ni papeles y sin papeles las empresas no me contratan El casero me ha dicho que me vaya. Llevo dos años en España y tengo que esperar uno más para  tener papeles. Cáritas está intentando ayudarme. En Senegal trabajé en la agricultura, de cocinero y de camarero".

Pedro Yague tiene 63 años. Con la crisis de 2008 se quedó sin trabajo y en la calle. En Cáritas ha hecho cursos de limpieza, forestal e informática. "Sé lo que es que te miren cuando estás en la calle, sin ningún techo. Hay que ponerse en esa situación. A nadie le gusta estar en la calle. Pude salir de esa situación a los 52 años, cuando empecé a cobrar un subsidio de 480 euros. Me da para pagar la habitación del hostal donde vivo y la comida en el comedor social. No quiero volver a la calle nunca más. Querer es poder. Por eso estoy en este grupo. María Fernández me animó a que colaborara con la exposición, me gustó y me he quedado. Hoy soy yo y mañana puedes ser tú. A ver si conseguimos concienciar a la sociedad de que tenemos que ayudarnos unos a otros".

Participantes en un grupo de formación de Cáritas.

Participantes en un grupo de formación de Cáritas.MARIA FUENTES

"Construir sueños". Ese es el objetivo con el que se reunirán cada viernes en el Centro de Formación de Cáritas. En una sala contigua otro grupo de personas de distintas nacionalidades se prepara para conseguir un empleo.

Entre los voluntarios está Andrés Alvizo, de 18 años, estudiante de Educación Social, que ha elegido esta iniciativa para hacer prácticas. "Es una manera de ayudar y hacer comunidad. Es el primer contacto para trabajar en la conciencia social".

Carmen Suárez se acaba de incorporar al grupo como voluntaria. "Hice teatro en el colegio y para mí la mejor forma de colaborar es crear cosas que puedan ayudar a que la gente sea feliz y cumplir sus sueños".

María Ordás tiene 24 años y estudia Trabajo Social. En tercero de carrera hizo prácticas en Cáritas. "Trabajé con personas sin hogar. Necesitan más tiempo para permanecer en los albergues y más plazas para mujeres porque cada vez hay más  que viven en la calle. Tenemos que trabajar para darles visibilidad y que no los vean como objetos que están tirados en la calle".

Natalí Rodríguez Mesa es peruana. Hace siete meses que llegó a León. Su marido emprendió el viaje antes que ella con un contrato de trabajo, pero  Natalí tiene que esperar todavía dos años para que le concedan los papeles. Tiene dos hijas de once y siete años. "De momento, trabajo para cuidar a personas mayores. Tengo total disponibilidad. Estoy en trámites de homologar mi título de enfermera. Soy obstetra, aquí es matrona. Recibí una ayuda de alimentos en Cáritas y leí en un cartel la palabra voluntariado y me apunté. Me gusta compartir las diferentes ideas que tenemos".

Compartir experiencias"Escuchar y ayudar. Dar y recibir amor, eso es lo que busco"

Ana María Cascallana tiene 55 años. "Soy voluntaria de Cáritas, Cruz Roja y Asprona. Este año he empezado a sentir la llamada para ponerme al servicio. Me enriquece el trato con las personas. A veces estamos en nuestra zona de conford y no vemos las necesidades que hay más allá".

Josefina Panedas Paunedo es la mayor del grupo. Es sierva de San José y hace cuatro meses llegó a León procedente de Granada. "Soy de Valladolid. He estado en Chile muchos años. En Granada trabajé con emigrantes en los talleres de habilidades sociales. Puedes encontrar a Dios en el trabajo de cada día y es una alegría poder compartir, por eso me acerqué a Cáritas, y aquí estoy".

Hechos, no palabras"Pretendemos ser palabra y anuncio, no un eslogan"

El éxito de este grupo, que crece en número de personas voluntarias, lleva a Cáritas a plantearse crear más espacios de este tipo en las parroquias. "De momento nos reunimos aquí todos los viernes. Cada mes trabajamos una actividad relacionada con un derecho humano", explica María José Alonso. "En el grupo se trabajan los derechos que hemos visto vulnerados y la capacidad que tenemos para transfomar lo que vemos en el exterior. Tenemos en cuenta muchas realidades. Pretendemos ser palabra y anuncio, no un eslogan".

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