Diario de León

CONCILIACIÓN LABORAL Y FAMILIAR

La única escuela infantil con horario de polígono

El centro de Villadangos del Páramo abre a las 5.30 de la mañana y se adapta al horario laboral y familiar que solicitan las familias

Los niños y las niñas juegan con las educadoras y aprenden psicomotricidad.  Una bebé participa en una de las actividades.  Los niños y las niñas aprenden a relacionarse.

Los niños y las niñas juegan con las educadoras y aprenden psicomotricidad.Ángelopez

Carmen Tapia
Villadangos Del Páramo

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La escuela infantil municipal de Villadangos del Páramo abre sus puertas a las 5.30 de la mañana. A esa hora, Lorena Rocha, educadora, lleva quince minutos esperando a que lleguen las familias con los primeros tres bebés de los 32 que atienden en el centro hasta las 4.30 horas de la tarde.

    De 9 a 14 son las 5 horas del período lectivo que son gratuitas para las familias, subvencionadas por la Junta de Castilla y León, de septiembre a junio. Si van más de 5 horas, pagan 9 euros por hora extra, al mes. El máximo permitido de estancia en el centro, son 8 horas y media.

El curso pasado, a petición de los padres, el centro cerraba una hora más tarde. La de Villadangos del Páramo es la única Escuela Infantil Municipal con horario de polígono industrial para adaptarse a las necesidades de las familias que trabajan en un espacio que es un tirón económico para la zona en el que están instaladas más de noventa empresas que dan empleo a casi 3.000 personas.

Para facilitar la conciliación también en vacaciones, el centro infantil sólo cierra quince días en el mes de agosto.

Antes que educadora del centro, Lorena recurrió a esta guardería cuando trabajaba en una empresa del polígono industrial. «No hubiera podido trabajar. No hay ningún otro servicio que te ofrezca la posibilidad de traer a tus hijos a las 5.30 de la mañana. Hay padres que trabajan los dos en el polígono. Yo tengo dos hijos y traía a mi hijo de tres meses a las 5.30. La mayor está en el servicio de madrugadores del colegio».

Los niños llegan desde Villadangos, Fojedo, Celadilla, San Martín del Camino, Robledo, Chozas, San Miguel, Villar de Mazarife, Velilla de la Reina, Carrizo de la Ribera y León. En el centro hay hermanos y primos que comparten espacio. «No hace falta estar empadronados en Villadangos, pero se puntúa a favor un mínimo de 6 meses en Villadangos, Fojedo y Celadilla», destaca su directora, Rita Fontao. El centro se rige por los criterios de admisión que establece la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, que es la que recibe las solicitudes, plazo que está abierto hasta el 31 de marzo.

En el polígono industrial se trabaja a turnos desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche, por eso las familias ven en esta escuela infantil una tabla de salvación.

Conciliación

«Le doy un 10 en adaptación al horario laboral», asegura Maite Bello Iglesias, madre de Diana, que llega al centro a las 7.30 horas desde hace dos años. «Si no fuera por ese horario no podría compaginar mi vida laboral y familiar. Trabajo en el polígono desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Mi pareja es camionero y está toda la semana fuera. Los fines de semana deja el camión en el polígono».

Los bebés llegan con las mochilas cargadas con los tápers para la comida, que se conserva en el frigorífico y se calienta en la cocina del centro. Hay madres llevan biberones con leche materna congelada para que las cuidadoras alimenten a sus bebés, algunos son tan pequeños que llegan en pijama y dormidos. Para ellos hay cunas preparadas para que sigan con su descanso.

El centro tiene su lavadora y secadora, donde se lava toda la ropa de camas y cunas que se utiliza en el centro. «Las familias llevan los tupers limpios a casa. Nuestro objetivo es cuidar a los niños y ponérselo fácil».

Al frente de las tres aulas, una para los más pequeños de 0 a 1 años, otra para los que tienen entre 1 y 2 años y la destinada hasta los 3 años, están Eva Castrillo, Alicia Alonso, Lorena Rocha, y la directora Rita Fontao.

   El centro da servicio al programa madrugadores del Colegio Público Santiago Apóstol. Su director, Carlos Gómez Fernández, lleva a su hija de 15 meses a la escuela infantil. «Nos ayuda a compaginar la vida laboral y familiar. Mi mujer trabaja a turnos en el polígono y mi trabajo también me exige reuniones y papeleos y a veces es difícil conciliar. Es un plus importante. Hay familias que lo utilizan a demanda. Es un esfuerzo que hace el ayuntamiento para fijar población y ayudar a las familias a conciliar». Centro infantil y colegio no sólo están próximos físicamente, sino que comparten actividades infantiles». Tanto el centro infantil como el colegio han aumentado el número del alumnado en los últimos cinco años. En este tiempo el colegio ha pasado de 50 niños a 110 el próximo curso escolar.

  La directora del centro infantil enumera actividades como estimulación sensorial, musical, psicomotricidad y salidas al jardín, un espacio al aire libre protegido con juegos infantiles donde al que los niños salen todos los días si el tiempo acompaña. «Todas las actividades diarias y comidas y descansos, se apuntan en la agenda que se les da a los padres a inicio de curso, y así cada día están informados de todo lo que hacen en la escuela infantil».

El centro está ubicado junto al polígono industrial, en el que trabajan casi 3.000 personas en noventa empresas

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