Diario de León

Singapur suspende algunas tradiciones de la cuaresma por la neumonía

Sin confesiones ni besos a la cruz

La Iglesia Católica de Singapur vive este año una cuaresma diferente, con la supresión de las confesiones individuales y el tradicional beso a la cruz en la ceremonia de Adorac

Dos jóvenes se protegen en el aeropuerto de Hong Kong

Dos jóvenes se protegen en el aeropuerto de Hong Kong

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Efe - SINGAPUR.

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Para implantar dicha medida, el arzobispo Nicholas Chia pidió permiso al Vaticano, que lo concedió «porque en esta zona del mundo se mira mucho la confidencialidad y el pecador tiende a hablar muy bajo, por lo que el sacerdote está obligado a acercarse para oír bien», dijo a Efe el dominico español Antonio González. A la suspensión de la confesión individual se suman otras medidas preventivas que eliminan prácticas habituales entre los fieles, como el darse la mano en señal de paz durante la misa o unir las manos para rezar el Padre Nuestro en la oración común. Además, los sacerdotes no darán la Comunión a los fieles en la boca, sino en la mano, y se les ha recomendado prudencia a la hora de celebrar funerales de los fallecidos por SARS a los que acudan personas que tuvieron contacto con el enfermo y que puedan estar incubando el virus. No obstante, los habitantes de Singapur todavía no están obligados a llevar mascarillas durante los servicios religiosos, como sucede en Hong Kong. El anuncio de las nuevas medidas se produce en víspera de las celebraciones de Semana Santa, en las que no se permitirá besar la cruz, como es tradicional en la ceremonia de Adoración del Viernes Santo. «Tomamos precauciones y hemos recordado a quienes se sientan enfermos que no están obligados a acudir a la iglesia», explicó el sacerdote español. Sin embargo, los religiosos tratan de ayudar espiritualmente en lo posible a enfermos y familiares «lo mismo que cuando trabajamos con leprosos u otros enfermos infecciosos», agregó. «Comprendemos que es racional el que se prohíban las visitas a los ingresados, pero no deja de dar pena que no pueden ver a sus familias o recibir asistencia espiritual», señaló el religioso. Las autoridades decidieron restringir las visitas de religiosos a los enfermos con el SARS desde que un pastor que acudió a petición de la madre de una enferma se convirtió en la segunda víctima mortal de las nueve registradas en Singapur. El religioso destacó la disciplina de los singapureses en la aceptación de las directrices impuestas por las autoridades para controlar la expansión del virus, que ha infectado ya a 118 personas en el territorio.

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