Tráfico, pinturas y pentagramas

Les pido disculpas porque en la pasada entrega se nos fue el santo al cielo, cuando era día de andar a ras de tierra. Fue el Día de la Responsabilidad en el Tráfico. Casi nada en estos tiempos en que, cada fin de semana, son decenas -jóvenes en muchos casos- quienes dejan la vida por nuestras carreteras. Los avances técnicos, en ingeniería y mecánica, han echado a la calle de la sociedad desarrollada un nuevo jinete apocalíptico. Pero no; no son ingeniería y mecánica los temibles monstruos que se encargan de devorar seres humanos. Son estos mismos, somos nosotros mismos, los que fuerzan -forzamos- a máquinas y calzadas a ser marcos de muerte. Con un poco más de prudencia y responsabilidad tendríamos suficiente. Nos van quedando en el tintero referencias expresas a multitud de nombres y hechos que son el pulso real de la cruz de la fe, como eje trasversal de nuestra cultura y de nuestro humanismo -aunque el borrador de Constitución para Europa no acabe de reconocerlo-. Recuperemos algunos de ellos. Durante el mes de junio la unidad pastoral de Olleros de Sabero, que incluye además las parroquias de Sahelices, Sotillos y Fuentes de Peñacorada, celebró la Semana del Enfermo, dedicada a «Los enfermos en la parroquia, una prioridad». En ella intervinieron algunos miembros del Secretariado diocesano de Pastoral de la Salud y de la Comisión de enfermos de la parroquia de Santo Toribio de Mogrovejo, así como el mismo párroco, don Manuel Fresno. Días después fue el III Foro Literario, también organizado por la parroquia, el que reunió a una piña de literatos que contaron allí sus cuentos y echaron sus cuentas acerca de la importancia de lo pequeño y de lo fantástico que es lo real. Ya lo hemos dicho alguna otra vez: en esta parroquia se encuentra un arquetipo de lo que debe ser hoy una presencia de la Iglesia en medio de una sociedad pluralista, tolerante y aconfesional. En la misma línea hay que situar otros eventos de la diócesis astorgana. Con raíces en el pasado y con borboteos de presente. Así conviene dejar constancia de la obra de restauración que se ha llevado a cabo en la joya mozárabe de Santiago de Peñalba y que han dejado al descubierto el «ciclo más completo del arte pictórico mozárabe» del siglo X; un elemento más que animará a echarse riberas arriba del Arroyo del Haro hacia el Valle del Silencio. Antes podrán ustedes separarse del Valdueza y escalar las eses que llevan al remozado monasterio de San Pedro de Montes, con la puesta en superficie de hallazgos sorprendentes y la acogida de las resonancias de las recientes jornadas divulgativas («Luz en la Memoria»), que coordinó el arqueólogo Eloy Algorri. Fe y música se juntaron en Cacabelos, para poner de largo el rejuvenecido órgano barroco (de principios del siglo XIX, que llegó a contar con más de trescientos tubos) del santuario de Ntra. Sra. De las Angustias; llevaba años desvencijado y parroquia, ayuntamiento e Instituto Leonés de Cultura hicieron posible que el organista Nicolás Alonso Vidal pudiera llenar las bóvedas con sones magníficos, que servirán para elevar de tono las futuras celebraciones litúrgicas. Las mismas que se recuperaron en clave monacal en el monasterio de Sandoval, a 15 kilómetros de la capital; el abad de San Pedro de Cárdena recuperó un culto cisterciense erradicado cuando la desamortización. En la misma línea de la música sacra, debe haber un aplauso para el escritor y mecenas Juan Carlos Villacorta, vinculado a la federación de los Pueri Cantores e impulsor del trabajo de diferentes coros, especialmente entregados a la música sagrada; hace unas fechas recibió el título de socio de honor de la Coral Ciudad de Astorga Excelsior, el que se reconoce «un monaguillo desterrado de Santa Marta». Sigamos con más música. Ahora el protagonista es Ernesto Halfter: coincidiendo con la noticia de que ha vuelto a quedar segundo para el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (lleva nominado dieciocho años seguidos), ha entregado a los responsables del Festival de Órgano Catedral de León una composición musical que ha titulado «Vitral», inspirada en la contemplación interior de la joya leonesa. Así quiso festejar los XX años del Festival de Órgano, que el músico califica de auténtico milagro y verdadero lujo para León y para España.