Diario de León
Publicado por
ANTONIO CASADO
León

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LAS PRIMERAS páginas de los periódicos han sido estos días el escaparate de las ofertas electorales del PSOE para las generales de marzo. En plenas vacaciones y sin tiempo para digerirlas. Algunas muy relevantes, pero perdidas en un torrencial filtrado mediático de dudosa eficacia. Por centrarse en uno de los manojos más difundidos, parece que los socialistas quieren levantar la bandera de los derechos civiles para acudir a la batalla de marzo, que se presenta intensa y desapacible. Un primer vistazo a ese grupo de propuestas nos deja la sensación de que los equipos de José Luis Rodríguez Zapatero quieren ganarse el favor de las minorías que responden al calificativo de progresistas en relación con problemas que están más o menos instalados en el seno de la sociedad. Nada que objetar al hecho de que una formación política que aspira a gestionar los intereses generales prometa el amparo público a los ciudadanos y las ciudadanas que, por circunstancias de la vida, resultan estar más expuestos a situaciones tan delicadas como el aborto, la eutanasia, la homosexualidad o el cambio de sexo. Cada uno de esos supuestos lleva aparejado un debate que apela a la condición moral de las personas en un país donde las posiciones públicas (partidos políticos e instituciones tan arraigadas en España como la Iglesia católica), oscilan de un extremo a otro y por eso levantan pasiones. De ahí que la rentabilidad electoral de este tipo de propuestas «avanzadas» sea incierta. No entremos de momento en lo conceptual, en las cuestiones de principio. Se trata simplemente de valorar su eficacia práctica a la hora de la facturación en las urnas, que es lo que buscan los partidos de vocación mayoritaria y con verosímiles aspiraciones a ejercer la gobernación del Estado. O sea, gobernar para todos. En esa perspectiva, apoyar la transexualidad, la eutanasia, el matrimonio entre homosexuales o el aborto hasta los ocho meses de embarazo, atraerá para el PSOE el voto de las minorías más avanzadas en materia de derechos civiles. Eso es seguro. ¿Pero cuántos votos pueden ahuyentar esas mismas propuestas? He ahí el riesgo que, aunque sea calculado, corren los estrategas del PSOE al colocar en el mercado electoral ofertas que tocan fibras muy sensibles de la sociedad española.

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