Diario de León
Publicado por
JULIA NAVARRO
León

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SI USTED es mujer y está viviendo la pesadilla de ser maltratada por su pareja, y además vive en Barcelona, y denuncia los malos tratos y su caso cae en el Juzgado de lo Penal número 22, tenga cuidado, mucho cuidado cuando le llamen a declarar. Procure buscar la ropa más vieja y demodé que encuentre, nada de intentar mejorar el aspecto y con maquillaje o rimel, y a la hora de prestar declaración procure no hacer acopio de serenidad, más bien al contrario, grite, llore, y patalee. Si hace esto tiene posibilidades de que le hagan caso, de que realmente consideren que su pareja puede ser un agresor, de lo contrario se puede encontrar con una sentencia como la de la joven marroquí Latifa Daghdagh. La historia de Latifa pone lo pelos de punta. A los 17 años sus padres la vendieron enviándola a Hospitalet de Llobregat con el hombre que se había convertido en su marido. Era una chiquilla asustada, la que llego a nuestro país, dispuesta a seguir con las normas de una cultura en la que la mujer no tiene voz para decidir qué hacer con su propia vida. A su llegada, su marido le quitó el pasaporte y desde ese momento comenzaría su pesadilla. Prohibido salir de casa y golpes y maltratos con la menor excusa. Latifa no hablaba español ni catalán y vivía encerrada, atemorizada. Un día decidió acabar con la pesadilla y se escapó, estuvo deambulando hasta acabar en diferentes casas de acogida de mujeres maltratadas y allí la convencieron de que tenía que poner una denuncia, que el tormento sufrido no podía quedar impune. Pero mire usted por donde Latifa es una joven agraciada, que está haciendo de tripas corazón para superar el horror vivido y a la hora de comparecer en el juzgado lo ha hecho vestida con una joven de su edad, incluso para sorpresa del juez, ha ido con ropa distinta en cada ocasión en que ha ido a declarar. Para mayor sorpresa del magistrado incluso lleva anillos, pulseras, y «curiosos pendientes», o sea un pircing con una minúscula perla en la nariz. Además, como el marido había denunciado su desaparición, el juez cree que esa es una expresión de su preocupación por ella. Pero además es que Latifa, según la sentencia, no ha demostrado la escasa capacidad de iniciativa que suelen demostrar las maltratadas.

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