Diario de León
Publicado por
FRANCESC DE P. BURGUERA
León

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EL PROGRAMA Tómbola que emite la Televisión Valenciana ha provocado un gran escándalo en Valencia. En su última emisión del pasado miércoles, llegó un momento en que la conversación giró en torno a las medidas de los penes de dos exconcursantes de Gran Hermano que acudían como invitados al programa, el español llamado Gustavo y el italiano, Nico. De pronto, el popular periodista Jesús Mariñas propuso que se midiera en directo el pene del invitado italiano. Mariñas estaba provisto de una cinta métrica de costurera que lanzó a otro periodista colaborador del programa, Aurelio Manzano, para que que él mismo bajase los pantalones a Nico y comprobase el tamaño de sus atributos. Con motivo de este zafio espectáculo, transmitido en directo, se ha organizado un gran escándalo en Valencia, que ha sido recogido por toda la prensa. La Televisión Valenciana depende del gobierno autonómico, del Consell. Y el lector se preguntará, con toda razón, ¿por qué el Consell no destituye al responsable? Muy sencillo: porque el director es un hombre de Zaplana, el anterior presidente del Ejecutivo valenciano y hoy portavoz del grupo popular en el Congreso. Y el actual presidente autonómico, Francisco Camps, no se atreve. Es más, Zaplana ha tenido que dejar la presidencia del PP valenciano por ser incompatible con su condición de diputado. Lo lógico es que le sustituyese Camps. Pero Zaplana se opone. Quiere que sea uno de los suyos. Lo que ha producido la división del Partido Popular en Valencia entre partidarios de Zaplana y partidarios de Camps. Y es que Zaplana no quiere perder el control del partido y, sobre todo, el control de la Televisión Valenciana. Allí tiene residenciados un grupo de periodistas de cámara madrileños con sustanciosos contratos que son los que le ensalzan y jonjolean. Y tiene, sobre todo, el control de los informativos, con gente de su confianza, en los que nunca aparecerá una crítica al señor Zaplana sino sólo elogios y ditirambos. Es una vergüenza pero así son las cosas. Y es que no sólo la radio y televisión públicas estatales necesitan de una limpieza. También algunas autonómicas, como la valenciana, precisan de un buen lavado con detergente democrático. Pero, desgraciadamente, ésta continuará en manos del PP. Del sector más impresentable del PP.

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