Diario de León

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EL DEMONIO a la oreja te está diciendo no vayas a misa, sigue durmiendo, comenzaba aquel himno de catequista o internado que proseguía con su estribillo cantado a voces por los colegiales, Viva María, viva el rosario, viva santo Domingo que lo ha fundado. Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, fue ciertamente quien instituyó el rezo del rosario para el que requería la ayuda de una ristra de cuentas engarzadas de diez en diez, pero este objeto en sí mismo no es invento suyo. Sus frailes llevan al cinto el rosario total, el de los quince misterios, largo como cuaresma, aunque el rosario popular -que conoces bien porque lo tiene la abuela en una petaca como de picadura tabaquera o lo cuelgan en el retrovisor algunos conductores y taxistas- es un rosario abreviado de cinco misterios. Los hay también de anillo con sólo diez cuentas, pero son exostismo. Lo paradójico del rosario de cuentas tan propio de nuestra cultura cristiana es, sin embargo, que se trata de una copia de ese otro rosario que parece un collar hippie y que llevan los musulmanes por la calle o el Gadaffi en sus reuniones de estado (sería impensable ver a Aznar con el suyo). Las religiones se copian y se suporponen. Domingo de Guzmán, que vivió la España de moraima y judería del siglo XIII, admiró sin duda la honda fe del islámico en medio de una cristiandad y una iglesia conquistante y poderosa que relajaba normas y exaltaba la mundanidad del que triunfa y codicia abundancias. Surgen entonces las órdenes mendicantes, el reformismo de arpillera franciscana frente a la seda y el brocado cardenalicio. La costumbre extendida y visible del rosario musulmán le cautivó. Se planteó el invento y plagió. Sin duda el musulmán había copiado a su vez de religiones asiáticas este modo de rezo rutinario y repetitivo (la oración extenuante se inventó en el Tibet). Nuestro rosario es musulmán; vaya susto se llevarán algunos. Sí, dirá alguien, pero los nuestros también son de pedrería rica, de oro o plata, rosarios de alarde y mucha distinción (cuentas de madera de olivo tiene el rosario de Alá, ristra discreta). Así que algo moros somos. Incluso desollarse la espalda los disciplinantes y penitentes en Semana Santa es otra costumbre del Islam que aquí se copió. Y es que cuando dos religiones combaten, se plagian, se roban o se asemejan.

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