Diario de León
Publicado por
JULIA NAVARRO
León

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A LOS socialistas europeos no les gusta José Manuel Durao Barroso y lo han dicho a las claras, con comunicado incluido. Y es que la elección del próximo presidente de la Comisión Europea no es un asunto baladí. La Unión está en un momento crucial, de definición de lo que será, o no será, en el futuro, y Barroso tiene a sus espaldas la foto de las Azores, esa foto que se hizo con Bush, Tony Blair y José María Aznar, que se ha convertido en su peor tarjeta de visita, amén de lo que le depare el futuro. Pero nuestro presidente, Rodríguez Zapatero, no sólo tiene que lidiar el toro de cómo apoyar sin apoyar a nuestro vecino portugués, también tiene que empezar a afrontar el prometido referéndum sobre la Constitución europea, un referéndum que si lo convoca es para ganarlo, lo que seguramente podrá conseguir pero a lo mejor con más dificultades de las previstas. El PP ha dicho que no le gusta el texto aprobado porque no tiene en cuenta los intereses españoles, al tiempo que ha indicado que no es que vaya a pedir el «no» en el referéndum pero... Y ahí, en ese «pero», está el quid de la cuestión. No es lo mismo, pero no hay que olvidar cómo se lo hizo pasar el PP a Felipe González cuando éste convocó el referéndum para saber si los españoles queríamos estar o no en la Otan. A punto estuvo de perderlo entre otras razones porque la derecha española decidió hacerle tragar polvo para ver si así le quebraba e incluso provocaba su dimisión. González ganó la partida y salió bien librado del referéndum que dejó, eso sí, estremecida a la izquierda española, a la que sometió a enfrentarse a su conciencia.. apatero no se juega lo mismo que se jugaba Felipe González, pero aún así no se puede permitir el lujo de fracasar. Ganar el referéndum sobre la Constitución europea no le va a ser fácil, entre otras razones porque tiene que movilizar a los ciudadanos, y lo cierto es que la sociedad en su conjunto no parece sentirse muy concernida por lo que hacen y deshacen los gobiernos en Europa. La Unión Europea se ha construido desde arriba, sin la participación de los ciudadanos, y ahora se trata de convencerles, de convencernos, de la importancia de que refrendemos un texto del que al día de hoy poco se sabe más allá de las palabras grandilocuentes que utilizan los políticos para asegurarnos su importancia.

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