Diario de León

Cosas de aquí y de allá | A medio camino entre el drama y la gesta

Más que Juanito, Fofito

Oiarzabal y Edurne Pasaban regresan del K2 con secuelas de la congelación en sus rostros

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Daniel Roldán - madrid
León

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Cansados y en silla de ruedas. Así aparecieron los montañeros Edurne Pasabán y Juanito Oiarzabal en una sala del aeropuerto de Barajas, después deque salieran de la capital paquistaní, Islamabad, 18 horas antes. Acompañados por el director de Al filo de lo imposible , Sebastián Álvaro, quien aseguró que «Edurne está más guapa que nunca y Juanita más cascarrabias todavía», los dos supervivientes al K2 relataron los peligros que afrontaron en el descenso de la mítica montaña. Pasabán señaló que había pasado «mucho miedo al bajar del K2 porque era la primera vez que tenía congelaciones». Los dos aseguraron que no les compensó para nada hollar la cima de la montaña más peligrosa del mundo. Los dos montañeros destacaron la imposibilidad de descansar desde que el martes llegaron al campo base. «Apenas hemos dormir diez horas», apuntó Edurne. Desde allí, traslado en helicóptero hasta Islamabad, donde permanecieron en un hospital, «conectados a una botella de suero», comentó Oiarzabal. «Ha sido un desastre estar en el hospital allí. No podíamos dormir porque no paraban de hacer ruido», relató Edurne, quien señaló que no sabía ni siquiera «en qué día estamos». Sebastián Álvaro comentó que estos últimos días «ha sido una carrera contrarreloj». Tanto Edurne como Juanito mostraban en sus rostros la rabia y la frustración. No estaban contentos, aunque sonreían. Aseguraron que estaban «tocados». No físicamente, a parte de las congelaciones leves de los pies, sino anímicamente. «No nos ha compensado para nada subir. A pesar de que la montaña se ha portado bien conmigo, no nos ha compensado», rumiaba Oiarzabal. Tuvo suerte. Se quedo ciego y anduvo perdido pero le trajeron a casa. Edurne corroboraba las frases de su compañero: «He tenido un bajó anímico en el avión de vuelta. Me he hundido cuando más relajada estaba». Silencio Y se acabó. Ni una palabra más salió de las bocas de los dos cansados deportistas. Rápidamente se fueron hacia la ambulancia, camino de Zaragoza. Álvaro fue el encargado de responder a las preguntar y de justificar por qué se decidió ir a la cima con el mal tiempo que hacía en el K2. «Estábamos a 200 metros y teníamos un hueco de buen tiempo y nos lanzamos a por la cima. Fue una decisión de todos porque todos asumimos el riesgo», señaló el director de Al filo de lo imposible. Sebastián Álvaro agradeció a las demás expediciones y al resto del equipo que se ha quedado en el Himalaya la ayuda recibida. Para él hubo varios momentos básicos. «El primer momento fue cuando convencimos a los italianos en la posibilidad de hacer cima, en que iba a haber buen tiempo los días 24 y 25. Pero de los doce que había, solo convencimos a cinco. En cambio de 'Al filo' fuimos los cuatro y el portador», indicó. Asimismo, contó que cuatro italianos se retiraron por el frío. «Fuimos por un camino en donde nadie había pasado en los tres últimos años, con nieve hasta la cintura».

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