Diario de León

Cosas de aquí y de allá | Emociones

Sinceridad, estilismo y calidad

«Alma Ausente», que el grupo Maktubak Danza Teatro puso en escena anoche en el Auditorio de León, recreó al mejor Federico García Lorca con la música y la danza más inspirada

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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Poemas como Si mis manos pudieran deshojar , La guitarra , Puñal y candil , Gacela de amor o los desgarrados versos de Bodas de sangre como Monólogo de la luna fueron la base para recrear a base de música, danza, poesía y duende, la magia que encierran los encendidos versos del autor granadino y trasformarla en puro néctar de inspiración. El amor como leitmotiv de toda la trama escénica en el que la guitarra subraya cada frase, cada poema, cada personificación con el desgarro de quien anhela la dicha suprema sin lograr hacerla realidad del todo. Maktubak Danza no sólo mostró la riqueza coreográfica, artística y plástica de unos versos que no por más oídos, recitados o declamados son mejor comprendidos. La pasmosa facilidad para trasportar al espectador a un lugar entre onírico y real, entre materia y espíritu, sólo puede conseguirse si quien monta estos espectáculos conoce perfectamente el alma humana, el amor, la poesía y el arte de la expresión. Basándose en una ambientación que cabalga entre lo irreal y lo personal se entabla un monólogo con la luna, que trae aromas de Bodas de sangre , así como de otros ritmos musicales y evoluciones coreográficas, conformando un espectáculo de gran variedad y riqueza estilística, dentro de una sencillez que hacen realidad aquellas palabras de Lorca de que «los intérpretes son cuerpos vivos fundidos en un todo común en la búsqueda del duende ». Lo que Maktubak Danza sembró anoche en el Auditorio de León fue un algo más que arte, fue poesía, duende y torrentes de sensibilidad que atraparon al espectador por sorpresa y lo colocaron al borde mismo de la emoción. Amor, dolor, danza y cante, poesía y sensibilidad, con la voz del poeta rompiendo la noche mientras los cuerpos expresan, a través de la música y la danza, las emociones más íntimas del alma creativa y en cierto modo «ausente» que da título a todo el entramado, irrumpieron de pronto en un escenario hecho de sombra y sueño. La guitarra señoreó la noche y el cante trajo murmullos del Guadalquivir prendidos en los pies de los bailaores. Voces, brazos que vuelan, pies que se clavan o recorren el escenario de forma vertiginosa mientas la música se ahoga a un gesto de la mano, estilismo que deja el compás suspendido en la infinitud, la danza lo señorea todo con aires morunos monótonos y pegadizos. Noche de poesía, música y arte con mayúsculas que llegó directo al corazón de los espectadores mientras afuera del Auditorio León arde con el Jacobeo, la vuelta y la esperanza. Sinceridad, estilismo y calidad, tres premisas que Maktubak Danza dejó en León para los restos.

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