Lo que vale un café

PARA mí que es una trampa diabólica (mucho más taimada que las saduceas) el hecho de que, para justificar nuestro descendente pulso en cuanto a la misión de frontera, a las misiones o a la misión «ad gentes» (que dicen los peritos), acudamos a una afirmación que ya resulta tópica: «Bastante tierra de misión es la nuestra». Y es verdad. Pero no se puede negar una verdad con argumentos de otra verdad. Los dos discursos son perfectamente verdaderos, compatibles y complementarios. Veamos. La misión de evangelizar es una y única. En ese sentido, todos los cristianos, por el bautismo, estamos llamados a ser apóstoles del Evangelio, dondequiera que estemos. Otra cosa es que se puedan poner adjetivos a lo sustantivo, que es el envío misionero. A sí se podrá hablar de evangelización de los jóvenes o de los alejados o del mundo rural, de evangelización primera o de nueva evangelización, de reevangelización o de catequesis con acento misionero. Pero habrá una adjetivación sustancial e ineludible: la evangelización de primer anuncio a favor de quienes nunca oyeron hablar de Jesucristo, la oferta de Evangelio hecha a los paganos, la misión «ad gentes». Llevar a cabo esa acción será cumplir en literalidad el mandato de Cristo: «Id por todo el mundo...». Y en ésas estamos, especialmente en estos días en que la Iglesia Universal centra sus energías en celebrar la Jornada Mundial de la Propagación de la fe, el DOMUND. Lo que no quita para que no nos olvidemos de la ola de laicismo que nos invade, en la calle y en la conciencia, y, por eso, apechemos aquí y ahora con fortalecer nuestra propia fe, ser testigos públicos de la misma y poner nuevo ardor en ofrecerla a nuestros conciudadanos. Sobre todo si es que pueden estar dejándola en la recámara, entre la barahúnda de los bienestares, los nuevos talantes, los progresismos ideológicos y los relativismos morales que nos envuelven. Por no poner ejemplos más concretos. Les quería decir que mañana es el día del DOMUND y que no podemos dejar que pase sin pena ni gloria una jornada que nos sitúa en lo más primigenio de nuestra condición de bautizados. Serán varios los actos que nuestras diócesis, nuestras parroquias y nuestros grupos organicen con este motivo. Que no nos cojan con el muermo. Sin ir más lejos, hoy mismo la capital se verá sorprendida (cada día menos) con la postulación callejera para este fin. Es el día de la hucha de los negritos, que no deja de tener su trascendencia. Por lo que educa... y por lo que produce: el año pasado esta cuestación aportó, sólo en la capital, la cantidad de casi 9.000 ¿ , que no deja de ser una cifra que canta bien a favor de los ciudadanos leoneses. El lema de este año viene a redundar en mucho de lo escrito: «Es la hora de tu compromiso misionero». Así glosa el lema el Obispo de León, D. Julián, después de haber citado la obra evangelizadora del Patrono San Froilán: «Ahora nos toca a nosotros tomar el testigo y continuar la obra evangelizadora. En León, tierra de misión, aunque no de infieles... y fuera de León, por los cinco continentes... Me atrevería a deciros, especialmente a los que os sentís más o menos intranquilos con una vida cristiana demasiado gris, quizás, mínimamente pasable pero carente de vigor y de entusiasmo, que no están los tiempos para vegetar, para eludir responsabilidades y menos aún para desoír la llamada del Maestro: ' Id al mundo entero -por tanto también aquí-...'. Es la hora de tu compromiso misionero... ¿Qué vas a hacer?». Ahí queda la pregunta como un dardo. No bastan los casi 95.000 y los más de 190.000 ¿ con que Astorga y León, respectivamente, colaboraron al Domund el año pasado. Al fin y al cabo nos correspondió a menos de un euro por persona. Poco, muy poco fue. Casi lo que vale un café. Al año. Otras cosas. Ya estamos en el Año de la Eucaristía. Así lo ha querido el Papa y así debemos acogerlo, con la aplicación de las múltiples sugerencias que se nos hacen. Seguiremos informando. León tuvo sesión del Consejo Presbiteral el pasado lunes: se estudiaron las cuestiones que afectan a la conservación de las casas rectorales y a la iniciación cristiana, en sus diferentes itinerarios. El Colegio-Seminario de los PP. Redentoristas de Astorga acaba de cumplir los cincuenta años de existencia; y de frutos, que son muchos. Hace unos días, los profesores leoneses de Religión recibieron solemnemente el envío del Obispo. Que no les pase nada.