La villa de Alija del Infantado sacó a la calle sus mejores galas en el día central de sus fiestas.
Abrían la comitiva un grupo de danzantes ataviado con su ancestral y colorida vestimenta, que alternaban el camino con los bailes, y que acaparaban buena parte de las miradas de los asistentes al acto.
El desfile está datado en el año 1580, lo que lo convertiría en el más antiguo de la provincia.
La custodia, de finales del siglo XV, fue portada en carroza y custodiada por un cortejo en el que no faltaron los trajes típicos ni las mantillas.
El cortejo, que cerraba la corporación municipal, iba dejando a su paso pétalos de flores, que los fieles les arrojaban desde las terrazas, y pisando alfombras de ramas.
Vecinos y visitantes se volcaron en la celebración de la procesión del Santísimo, uno de los hitos históricos que el Ayuntamiento tanto empeño pone en preservar.
La procesión discurrió junto a improvisados altares ante los que tenían lugar los momentos más solemnes de esta fiesta, declarada de interés cultural.
Una vecina se asoma a lo alto de un muro para ver la procesión.
La procesión recuperó una vez más algunos de los ritos más arraigados de los alixeños, en un intento por conservar las tradiciones y costumbres de la tierra que hace de esta villa referente en la provincia.
Mantones, colchas, manteos y banderas coparon balcones y ventanas.