Diario de León

Choque de titanes en la Antártida

Los científicos vaticinan la colisión inminente entre el mayor iceberg del mundo, una masa de hielo a la deriva de 160 kilómetros de largo, y la lengua de un glaciar

El iceberg B-15 A tiene 160 kilómetros de largo y una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados

El iceberg B-15 A tiene 160 kilómetros de largo y una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados

Publicado por
Raúl Romar - redacción
León

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Será un auténtico choque de titanes en la Antártida. Por un lado, un iceberg de 160 kilómetros de largo y tres mil kilómetros cuadrados de superficie. Por otro, la lengua de un glaciar que despunta en 60 kilómetros de largo de su plataforma principal. El primero, el témpano de hielo más grande del mundo al que se le ha bautizado como B-15 A, avanza peligrosamente hacia el segundo en una trayectoria de colisión que los científicos aventuran que será inminente y que tendrá como únicos tes-tigos al objetivo de los satélites espaciales que desde hace se-manas apuntan hacia la zona, a la espera de que se produzca el ansiado acontecimiento. «Será un choque de titanes, un evento radical e inusual, uno de los mejores acontecimientos de demolición en el planeta», apunta Robert Bindshadler, científico del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la Nasa. Pero la fatídica cita entre el glaciar B-15 A, que contiene agua suficiente como para abastecer al mundo durante varios meses, y la lengua helada Drygalski ha esquivado hasta el momento las catastróficas predicciones de los investigadores. La Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos había predicho que el golpe se produciría antes de Navidad, mientras que la Nasa había aventurado, casi de forma infalible, que el impacto iba a ocurrir el pasado sábado. Ninguno ha acertado. Pese a ello, los científicos siguen vigilando de cerca la posible colisión que, aunque muy probable, podría frustrarse a causa de las tormentas y corrientes marinas de la zona y que en cualquier momento pueden cambiar el curso de la plataforma helada. En lo que tampoco se ponen de acuerdo los expertos es en cómo se producirá la hipotética colisión y qué consecuencias acarreará. Una de las teorías que se maneja apunta a que el choque podría quebrar la lengua de hielo de Drygalski. Este supuesto podría ser beneficioso, ya que si este brazo de hielo colapsa podría abrirse un camino para que saliese al mar el hielo acumulado en el Estrecho de McMurdo, lo que facilitaría el acceso de los barcos y acercaría la llegada al mar abierto de los pingüinos que viven en la zona y, con ello, el recurso a los alimentos. Otra posibilidad que se bara-ja, que sería la peor, apunta a que el iceberg podría quedarse empotrado e inmóvil en el glaciar, con lo que se crearía una enorme e impenetrable barrera helada. La mole de hielo B-15 A presenta un historial lleno de problemas desde que en marzo del 2000 se separó de la Plataforma de Ross. El pasado año, frente a la base norteamericana de McMurdo, bloqueó las corrientes oceánicas que permiten el flujo de los iceberg hacia mar abierto, creando una auténtica trampa helada de la que no pudieron escaparse ni peces ni aves. El témpano flotante original, mucho más grande que el actual, se había quebrado por una tormenta en el 2003.

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