Ratzinger debió interrumpir sus estudios al estallar la Segunda Guerra Mundial, durante la cual fue asignado a una unidad antiaérea en Munich siendo miembro de las juventudes hitleristas.
Sus simpatizantes dicen que su experiencia bajo el régimen nazi lo convenció de que el Vaticano debía tener una fuerte posición respecto de la verdad y la libertad.
Tras ser ordenado sacerdote, Ratzinger apoyó el Concilio Vaticano II en la década de los 60 y su espíritu de convertir a la iglesia en una institución más abierta.
El sacerdote bávaro fue nombrado arzobispo de Munich en 1977. Pocos meses después se convirtió en cardenal.
Para sus seguidores, Ratzinger es una persona dotada de un gran intelecto y de un generoso espíritu cristiano.
Sus críticos afirman que es un hombre de temer, porque más bien ha suprimido la discusión y silenciado a los disidentes dentro de la iglesia.
En 1981, Juan Pablo II optó por Ratzinger para dirigir la Congregación para la Doctrina de la Fe, el organismo del Vaticano conocido en alguna ocasión como la Santa Inquisición.
Karol Wojtyla se refería a él como su amigo de confianza. Fue precisamente Ratzinger el elegido para presidir la misa durante el funeral de Juan Pablo II.
Los analistas creen que, como pontífice, le dará al Vaticano una voz clara pero al mismo tiempo radical.
Ratzinger con 78 años será el nuevo Papa de la Iglesia católica, todo parece indicar que será un Papa de transición, por su edad y por un historial clínico no muy favorable.