Diario de León

La Santa Sede insta a los empleados municipales a negarse a oficiar este tipo de uniones

La Iglesia llama a los funcionarios a la desobediencia ante las uniones gais

Benedicto XVI estaba trabajando para que puedan comulgar los divorciados

El cardenal Alfonso López Trujillo en el Pontificio Consejo para la Familia

El cardenal Alfonso López Trujillo en el Pontificio Consejo para la Familia

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Laureano López - enviado especial | roma
León

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La modificación del Código Civil que permitirá el matrimonio entre los homosexuales y la adopción de niños por parejas del mismo sexo ha desatado un nuevo enfrentamiento entre España y la Santa Sede a sólo un día de la misa de inicio del pontificado de Benedicto XVI, a la que acudirá una delegación española encabezada por los Reyes. El diario La Repubblica titulaba en su primera de ayer «Zapatero desafía a la Iglesia», que resumía el sentimiento que ayer se vivía en Roma. Algunos cardenales salieron a la palestra para condenar esta decisión del Ejecutivo español validada por la mayoría del Congreso. Fue el caso del colombiano Alfonso López Trujillo, quien dijo que la Iglesia no discrimina a los homosexuales, sino que «trata de ayudarlos» y que todos los católicos y cristianos devotos se opondrán a esta «inquina». López Trujillo, que es presidente del Consejo Pontificio para la Familia del Vaticano, instó a los católicos, y en especial a los funcionarios municipales, a que se acojan a la objección de conciencia y se niegen a oficiar este tipo de uniones, incluso a costa de perder su trabajo. Resaltó que en España se ha aprobado «la destrucción de la familia ladrillo a ladrillo». Postura de la Santa Sede El propio Ratzinger, como cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ya manifestó que este tipo de unión es «destructivo» para la sociedad y que «cuando en un matrimonio ya no cuenta que sean hombre y mujer, sino que se equipara la igualdad de sexo a esa relación, se está vulnerando el tipo fundamental de la construcción de la persona». «La elección hecha en España no otorga una verdadero beneficio a estas personas, porque se destruyen elementos fundamentales de un orden de derecho», afirmó. Según el por entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio,) con la aprobación de esos matrimonios se subvierte el carácter legal y moral de la familia, en cuanto que «el derecho crea la moral o una forma de moral». También crítico con el gobierno de España fue Juan Pablo II, que en junio del año pasado reprendió al embajador ante la Santa Sede, Jorge Dezcallar, por la política llevada a cabo por el gobierno Zapatero. De todos los periódicos italianos, sólo L'Osservatore Romano , el oficial de la Santa Sede, no dedica en sus páginas ni una sola línea a informar sobre el acuerdo de Madrid. Desde la Santa Sede, fuentes no oficiales manifestaron que la decisión de Zapatero no ha podido ser muy bien acogida por el Papa, y lamentan la circunstancia de que ésta se haya producido a sólo tres días de la eucaristía con la que Ratzinger comenzará su pontificado. Por otro lado, el cambio evidente en las formas y en el fondo que ha experimentado el Pontífice parece no sólo guardar relación con su elección. Ratzinger preparaba, como máximo responsable de la antigua Inquisición, un documento para que la Iglesia permitiera que los divorciados recibieran la comunión. Trabajaba, además, en la ampliación de la edad de jubilación de los obispos, que pasaría de los 75 a los 80 años, y en un documento ecuménico para el ejercicio del ministerio de Pedro en el que se anima al trabajo por la unidad de los cristianos .

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