Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

La farsa de Antibióticos

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

CONSIDERO QUE a estas alturas del calendario todo el mundo con derecho a voto, conoce la bonita farsa de Antibióticos. Al cabo de múltiples operaciones mercantiles y con acento gitano fácilmente apreciable, la fabulosa empresa que levantaron a pulso un puñado de hombres beneméritos que creían en las posibilidades de regenerar León y elevar su anecdotario histórico a categoría, y que acabó, como todas las proyecciones de León ante el futuro, en manos de un grupo, tropa o mesnada italiana dispuesto a agotar el capítulo de subvenciones de la Junta de Castilla y de León. La cual conjunción de manipuladores de bienes comunales al cabo de unos pocos años y de un montón de pesetas recibidos en concepto de aportación generosa de Castilla, de León y de Villalar con sus comuneros, decidió redondear el negocio, vendiendo lo que quedara de él, al mejor postor y naturalmente por un precio que en cierto modo cubriera gastos y ambiciones. Y así se mantuvo la expectación y la angustia laboral de no menos de cuatrocientas familias, a la espera de que mediante la amenaza de despedir obreros y empleados, dejándoles en la puta calle, sin más indemnización que la que buenamente acordara Cáritas, todavía podría sangrar a la Caja autonómica otros cuantos millones de euros más. Y como al parecer, tampoco la señora Junta está para lujos de entretenimiento de hábiles manejadores de bienes ajenos ni propios, exigieron los explotadores de la vaca científica e industrial que les dieran más dineros y rentabilidad. Y como esto no podía ser, dado que la garantía de éstos de la Sir Fidia no tenían otra perspectiva que la de seguir ordeñando a la dulcísima vaca leonesa, decretaron el «finis caput» de la operación y pusieron todo el negocio a la venta. Y afortunadamente surgieron como de la niebla algunos candidatos a quedarse con la fábrica, con sus deudas y vacilaciones industriales. Primero fueron los propios trabajadores los cuales, en un gesto tan heróico como el de Guzmán el Bueno con el del cuchillo, se adelantaron a ofertar quedarse con todo por la cantidad simbólica de un euro. Los italianos de la Fidia soltaron una carcajada que se escuchó en Nápoles. Hasta que ya con todos los sacramentos técnicos y económicos surge la firma de Laboratorios Ovejero, una firma con rasgos peculiares de leonesismo duradero y se ofrecieron a cargar con el sambenito por una cantidad moderada. Y en tanto y en cuanto los «bersaglieri» de la Fidia esperaban agazapados el fin de la aventura, los empleados y obreros de la Fábrica en llamas se preparan para la guerra social. Y mientras que el resto de la comunidad autónoma asiste con auténtico dolor de corazón y con rabia en la sangre las operaciones misteriosas de los ínclitos señores de la Sir Fidia, León asiste a otra de las agonías a las cuales estamos condenados, mientras abrimos caminos deportivos en la nieve hasta la cumbre y escribimos nuestra esquela sobre el hielo. Y no es nuestro talante el de agredir a quienes durante tiempo y tiempo, tal vez equivocándose en los cálculos principales, tengamos injurias que vengar, ni que Sir Fidia nos resulte odiosa, ni mucho menos. Los leoneses somos de condición paciente y comprensiva y aceptamos nuestras propias desgracias con resignación verdaderamente cristiana. ¡Pero coña, señores de la Fidia esa, es que el juego nos está costando un ojo de la cara y eso no se tolera ni en León ni en Sebastopol!

tracking