Diario de León

Diario de una aventura Desafío extremo Antártida-Monte Vinson

Millonarios muy caprichosos

El alpinista leonés se ha encontrado potentados que quieren pisar el Polo Sur para hacerse una foto y hasta magnates del petróleo que amenazan con sacarlo en el futuro

Publicado por
Jesús Calleja
León

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Tras mi aventura por el interior ya me encuentro en el campo base y en cualquier momento regreso a Patriot Hill y a Chile; y de ahí a casa esta misma semana. Por eso, y como hasta ahora sólo os he hablado de las partes técnicas de la propia escalada, esta vez os escribiré de cómo se llega a este inhóspito lugar y qué otras personas viajan hasta aquí. Y eso sólo se puede hacer con ANI, una compañía privada americana. Tienen la mejor logística y experiencia del mundo, y es la única agencia privada autorizada para operar en la Antártida. Por poner un ejemplo: todos los deshechos y residuos, incluidos los humanos, se lo traen de regreso a Chile para destruirlo. Nos entregan unas bolsas para las heces con un tratamiento especial antiolor, y el orín, una vez congelado, se corta en trozos y se deshace para meterlo en bidones. En Chile ya me llamó la atención. Sólo un pequeño grupo de alpinistas, y un gran número de personas que no encajaban, básicamente millonarios que tienen como único objetivo que el de llegar al Polo Sur y sacarse unas fotos. Durante el vuelo de seis horas a Patriot Hill me asombró una señora de 76 años que siempre quiso ver el Polo. Y otra de 78. Un millonario americano que también ansiaba esa foto, apostada con sus amigotes en una partida al póker. Lleva a dos asistentes que tuvieron que meterle en el saco de dormir y hacer «el numero de la cabra» para que pudiera agacharse y entrar por la puertecita de la tienda de campaña; y ya ni hablamos para hacer sus necesidades. Cuando llegó ese delicado momento dispuso sin excepción de todos sus ayudantes. Otra persona, ésta si era muy interesante, es un astronauta de la antigua estación espacial rusa que había visto cientos de veces la Antártida desde el espacio en sus prolongados viajes, y se dijo que algún día cumpliría su sueño de pisar el Polo Sur. Nos hicimos amigos y disfruté muchísimo de todo lo que contó de su interesante vida. Un nuevo personaje era un hombre del sur de la India que quería pasar el mayor frío posible -donde vivía la temperatura media es de 35 grados- y ganarse el título del primer hindú en el Polo Sur. También viajaba un japonés con su traductora y asistente personal, pues no hablaba nada de inglés. Nunca decía nada. Todo le daba igual. Simplemente estaba allí. Otro viajero es un millonario americano que venía con tres amigotes y su hijo, vestido como para pasear por Manhattan, con puños de oro y cuello de camisa blanco. Me dejó perplejo: apoyó durante la cena su mano sobre mi hombro y sentenció: «Chico, vosotros venís aquí con vuestras absurdas ideas ecologistas a divertiros y realizar gestas deportivas, pero los que de verdad hacemos progresar al mundo somos nosotros, los empresarios del petróleo, que con tanto tratado y tanta mierda no os dáis cuenta que se esta terminando el petróleo en el mundo y pronto, os guste o no, tendremos que explotar las reservas de la Antártida; y yo estaré aquí el primero». Su hijo y los amigotes soltaron una gran risotada. Yo me quedé pasmado, sin reaccionar. Es la mayor salvajada que he oído en mi vida. Aunque al día siguiente, cuando salió de su tienda helado, enfoscado en sus propias heces y sin dormir, el que reí sin esconderme fui yo. Y ahora viene quizás el personaje más curioso de todos: otro americano muy rico que por desgracia estaba en silla de ruedas y se proponía llegar al Polo Su. Éste, además, pagó una cantidad extra para que una vez aterrizara la avioneta en el Polo, el avión arrastrara un ingenio que se había mandado construir que básicamente era una silla de ruedas con patines. Y, en efecto, el avión lo arrastró literalmente hasta una milla de distancia. Una vez allí, los tres asistentes que llevaba tiraron de la silla con tres cuerdas, hasta llevarlo al Polo Sur geográfico cumpliendo con su objetivo: recorrer una milla en silla de patines con tracción humana justo en este lugar del mundo. ESCRIBE:

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