Diario de León

EL PULSO Y LA CRUZ

Salir corriendo

Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

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IBA a decir que sin pulso me he quedado en esta semana desde el momento en que los medios de comunicación nos sirvieron el resultado de un estudio concienzudo (4.000 entrevistas, 179 en Castilla y León), realizado por la más que solvente Fundación Santa María, sobre la juventud española. No. Bastó con que se me aceleraran las pulsaciones. No ha sido para menos. Aunque uno ya intuía que las cosas son como son. Es decir, como uno sabía y temía reconocer. De piedra, pues, me he quedado. Entresaco algunos de los titulares de los periódicos de esta semana sobre el particular. Veamos. «Apolíticos, consumistas y adictos al televisor». «Salud y familia, lo más importante. A la contra del Gobierno de turno. Consumistas y poco maduros». «Sienten una baja autoestima y se definen como egoístas, independientes y consumistas». «Viven al día, se alejan de la política y de la religión, son localistas y se refugian en lo privado». Toma ya alegría. Pero entremos en el cuerpo de las informaciones. Por ejemplo, entre los aspectos más importantes en la vida de nuestros jóvenes, la formación, la política y la religión ocupan los lugares inferiores de un elenco de once valores, que, de más a menos, son la salud, la familia, los amigos, el trabajo, el dinero, la moralidad, el tiempo libre y la vida sexual. Comparando con diez años antes, hay datos curiosos: la formación ha bajado del lugar sexto al noveno (ha bajado un 8 %), la vida sexual ha subido del noveno al octavo (ha subido un 12 %), la religión ha bajado del décimo al undécimo (ha descendido un 5 %) y los amigos han subido del quinto al tercero (ha ascendido un 10 %). Entre los comportamientos más justificados, en una escala de 1 al 10, están el divorcio (7,05), la maternidad sin pareja estable (6,89), la eutanasia activa (6,06), la adopción por homosexuales (6,00), la adopción por adulto sin relación estable (5, 64), el aborto (5,29) y las relaciones sexuales entre menores (4,67). Los menos justificados (de menos a más) son el terrorismo, la violencia de género, el causar destrozos en la calle, el aceptar sobornos, la pena de muerte, la clonación de personas y el engañar a Hacienda. Si nos vamos a los rasgos que los caracterizan los seis más mencionados por ellos mismos son los de consumistas (60 %), rebeldes (54 %), pensando sólo en el presente (38 %), independientes (34 %), egoístas (31 %) y con poco sentido del deber (27 %). El tiempo libre lo dedican, por orden de prioridad, a escuchar música, ver TV, ir a cafeterías, escuchar la radio, ir al cine, salir de compras, ir a discotecas, estar en pareja y practicar el sexo; un 46 % reconoce volver a casa, en los fines de semana, después de las cuatro de la madrugada. El principal responsable del estudio, el prestigioso Javier Elzo, resume así las cosas: «Lo que quieren los jóvenes es vivir al día. Y punto». Así de contundente, que se dice ahora. Sobre la dimensión trascendente de la vida, o sea, las creencias religiosas, el estudio aplana. El 55 % dice creer en la existencia de Dios; sólo el 49 % se declara católico (en 1994 era el 77%); el porcentaje de agnósticos, ateos o indiferentes es del 46 % (en 1994 el 22 %); un 10 % se califican como practicantes (en 1994 el 18 %) y hay un 2% que dice pertenecer a otra religión. La Iglesia Católica es la institución española que más desconfianza suscita, por detrás de las multinacionales, la OTAN y las Fuerzas Armadas; de ella critican su excesiva riqueza, su injerencia en política y su conservadurismo en asuntos de sexualidad. El 49 % asegura que las clases de religión no les han servido prácticamente de nada, aunque el 36 % dicen que de algo o de mucho. ¿Para qué seguir, verdad? A servidor le asaltan una serie de interrogantes: ¿Qué hemos hecho y estamos haciendo los adultos para que nos haya caído esta cruz? ¿Qué sociedad se nos avecina con estos ciudadanos? ¿Cuál es el concepto dominante de ser humano y dónde se pone la residencia de la felicidad? ¿Cómo funcionará el tejido social en el futuro? ¿Quién y cómo articulará la familia, la vida social, la política? Y para los creyentes un par de cuestiones, que acaban siendo complementarias: a la hora de evangelizar a los jóvenes, ¿dónde estamos en el presente y qué hemos de hacer en el futuro?. La cosa está como para salir corriendo. Vamos, que con estos aperitivos ya tenemos servida la Semana Santa. De Pasión, quería decir.

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