Diario de León

Gente de aquí | Los últimos canteros

Piedras con firma de autor

Actualmente las casas se construyen con ladrillo, pero antes el material preferido era la piedra, trabajada por los canteros , un oficio condenado a desaparecer, pero no en Puebla de Lillo

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María Fernández - león
León

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Puebla de Lillo es una bellísima localidad con 300 habitantes y entre ellos habitan los cinco últimos canteros de la provincia. Los canteros dedicaban su vida a trabajar la piedra y construir casas con este material. «Pero esto es algo que te tiene que tirar desde siempre, y que ya no se hace», afirma Mario Alonso uno de los canteros, que aunque trabajaba en Lillo, es natural de Cofiñal, el siguiente pueblo. Mañana, Puebla de Lillo rendirá un homenaje a los cinco canteros que, aunque jubilados, no les importa coger el martillo y la plomada para realizar una obra. Ellos son Mario Alonso, David del Prado, Florentino Liébana, Epifanio Blanco y Jesús Secundino. Ninguno de estos buenos canteros esperaba este reconocimiento, pero es algo que, lógicamente, agradecen y que además les enorgullece, como ellos mismos afirman. Mario comenzó a trabajar la piedra con 20 años: «Desde pequeño me gustaba, siempre andaba metiéndome a ver las obras». David se inició con 30, ya que antes había estado en Francia. Volvió para trabajar la piedra. «Es un oficio muy bonito», admite. Mario y David relatan que las antiguas cuadrillas de canteros estaban formadas por doce o trece personas, y los maestros eran los que iban enseñándoles. «Aquí había muy buenos maestros, como Juan Vicente y el hermano Vicente. Eran estupendos trabajando la piedra», relata David, a quien se le nota la camadería establecida con Mario a lo largo de los años de trabajo, mientras comenta sus andanzas de juventud con su antiguo compañero. Mario y David recuerdan como en esos años las cuadrillas trabajaban diez horas, momentos en los que se formaron grandes amistades, muchas veces haciéndose bromas entre ellos, como la que cuenta David: «Una vez el maestro nos riñó porque no funcionaba bien el tronzador. Cuando él bajó y lo cogió se dio cuenta de que le faltaban dos piezas». Mario y David se entristecen pensando en que ahora la gente ya no trabaja la piedra. «Hay muy pocos, y los que hay no son suficientes para construir una casa entera», lamenta Mario. Pero David no pierde la esperanza. «El otro día vi a un chico joven haciendo una pared con piedra y le di unos consejos. Y, mira, al día siguiente me lo agradeció», afirmó con satisfacción. Mario y David no olvidan a quienes les enseñaron y acompañaron en sus andanzas, por eso quieren recordar a compañeros como Juan y Vicente Muñiz, Pimenio Blanco, Avelino y Aurelio González, José García, Juan González, Dioniso Lavio, Ángel Fernández, Jesús Muñiz, y Marcos González.

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