Diario de León

Creado:

Actualizado:

ALGUIEN sin nombre llamó a la redacción: pregúntenle a ese por qué no habla también de las molineras. Una orden de lector es siempre un decreto-ley: pues vaya de molineras este trago y caigamos en el riesgo de salir rebozados en harina.. de otro costal. Molineras, lo que se dice molineras y aún menos con renombre, no ha habido muchas que no fueran viudas que heredaron el molar, porque el viejo oficio del moler exige mucho acarreo y carga de bestia, cierta rudeza y la soledad de las afueras, aunque se ven paisanas bragadas que te levantan la quilma con una mano o te arremangan un sopapo que te vuelve la cara. En la mente de los pueblos y en sus cantares o malicias está la imagen del molino como lugar alejado de miradas en el que residían las sospechas sobrevolando adulterios o escarceos del mocerío que allí se citaba con la disculpa de llevar a moler... y volver molidos. Más de un molinero fue un seguro servidor, aunque la copla derrote en femenino: «Qué polvo tiene el camino, qué polvo la carretera, qué polvo tiene el molino, qué polvo la molinera»... o «que vengo de moler, morena, de los molinos de arriba»... También en el cancionero leonés se lleva trigo adulterino a los molinos: «El molinero se va con la herrera y el herrero con la molinera; el herrero machaca los clavos que la molinera le iba dando», aunque cuando grabó este tema la Coral Isidoriana que dirigía el entrañable curina don Felipe Magdaleno se tomaron la libertad de corromper el texto para adecuarlo a la moral y a las buenas costumbres, de manera que ahí siguen cantando en vinilo que «el herrero se va con la herrera y el molinero con la molinera»... y se jodió la gracia para que haya Dios donde antes reinaba la calentura, el salto arrebatado y la promiscuidad. Y poco más se viene a las mientes en hablando de señoras molineras, aunque cuenta León con una figura inédita y excepcional, la de «electromolinera», que es como la molinera de siempre, pero con calambrazo, pues esta que se dice gobernó su Electromolinera de Valmadrigal -que suministra corriente a toda esa amplia comarca- con modos y bravura que agüevaban a la paisanada rústica siempre temerosa de encarar sus contenciosos con la señora electromolinera porque podían fundírsele los plomos y dejarte sin luz.

tracking