Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

El hombre, el mejor amigo del perro

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

LO QUE AL PARECER está ya bastante claro es que el perro es para el invierno y la bicicleta para el verano. Tampoco ofrece duda la conclusión de que el perro es el mejor amigo del hombre, a pesar del hombre. Todos, incluso los políticos, estamos de acuerdo en estas bases de comportamiento humano con los perros y con las bicicletas. De tal modo que ayuntamientos tan ajustados a las normas, tan sensibles a todo lo que se supone consenso para el mejor comportamiento de la comunidad como el de San Andrés del Rabanedo, reunido en asamblea, precisamente para la seguridad y defensa del Medio Ambiente, se ha apresurado a componer un borrador para elaborar la ordenanza municipal reguladora de la tenencia de animales domésticos, de compañía y de seguridad personal. La sagaz concejalía del Medio Ambiente titula a esa proposición, no de Ley, «Decálogo de un buen amo» y para el mejor comportamiento de éste, del amo, ha dado a la publicidad para el mejor conocimiento de amos y de perros, una relación de las obligaciones que como responsables deben guardar los amos y los perros: En primer lugar, ha de añadirse al catálogo proporcionado por el activo municipio de San Andrés la ley canina, que condena al comprador de uno de esos maravillosos animales a conservarles, a no abandonarles así que tenga el verano y a evitar que se conviertan en fieras para con los niños. El perro, será todo lo educado y bien acostumbrado que esté pero no deja de ser un perro, que no acaba de distinguir el arbolito a donde le es permitido levantar su patita y evacuar sus excesos, siendo por tanto obligado el menester higiénico urbano al mismo duelo y señor de can, para lo cual no es permitido tener un perro y no disponer del material higiénico a que el ciudadano es obligado. Luego están los jardines públicos. En buena doctrina municipal y espesa, los jardines son para el disfrute del vecino cansado y no para el perro irregular y no es tolerable que estos delicados espacios para el descanso del guerrero y del ancianito, se conviertan en campo de entrenamiento y de desahogo de cualquiera de los múltiples y afortunados perritos que andan por la calle. Todos los perros, y dicho sea sin ánimo de molestar, también algunos seres humanos, conservan instintos de sus antecesores y muerden a las niñas rubias y a las viudas sin remedio y sin defensa, sin que el agresor, el perro, pueda ser llevado al juzgado de guardia para que le sea aplicada la ley contra la violencia, porque al fin y a la postre un perro es un perro y si se acepta la existencia de barbarismos como esas guerras en el Líbano, en Irak, en Palestina, en Sudán, en Etiopía o en tantos otros lugares reservados por el amor del mundo para que el hombre y la mujer no estén solos, pues si el hombrecillo y la mujercita de su casa soportan con resignación auténticamente cristiana, la salvaje exposición de los belicosos países guerreros, no cabe condenar al perro que ladra, que muerde y que mea.

tracking