Diario de León

EL AULLIDO

Inmigración artística

Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

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¿SE TRATA DE intentar triunfar o de intentar ser feliz? Tiene que ver con un payaso argentino que acabo de conocer en una plaza de La Valletta, capital de la isla de Malta, el cual parece estar revisitando Buenos Aires mientras ante los ojos de turistas y curiosos se arregla y calza sus zapatones coloristas. Conversa en un desgastado español aunque conserva esa musicalidad que tienen los porteños al tiempo que prepara sus utensilios mágicos para un espectáculo de malabares -cambio risas por pan, dice-. Supongo que nadie habla más en serio que un payaso a medio maquillar. Él en su país estudió para actor de teatro pero allí, con eso de la corrupción política y el corralito, han llegado de forma tan fulminante a la pobreza que derivó en payaso trotamundos habitando las calles de países extranjeros. Vine con una mujer pero se cambió el piso y ya no estamos juntos... Hace ya que no sé de ella¿ No tengo nada pero no me falta de nada¿ Lo cierto es que no parece importarle su situación, sino acaso al contrario. Se le ve insólitamente satisfecho. Sí, ahora vive aquí, en el barrio turco junto al puerto, y hace bolos por este fascinante país como quien tiene más que suficiente con mantenerse a flote. Quizá en el fondo se trata de no pedirle demasiado a la vida. En esto pienso mientras él se coloca esas ropas de primavera chillona, toma una maleta destartalada y dice en su inglés macarrónico: «Vamos a empezar». Entonces risas, juegos, mímica, equívocos de vodevil, equilibrismos y trucos de magia -«nesesito una persona de entre el público»- y los niños viandantes ríen y aplauden como por vez primera. Y los adultos aplaudimos y reímos como si volviéramos a ser niños, ya digo. Ese inmigrante atípico -en otro tiempo actor, ahora sobreviviente- me enseña sin pretenderlo la dignidad de su oficio pues no hay actores de primera y de segunda antes de la función igual que no hay ciudadanos de primera y de segunda aunque a veces lo parezca. También en presencia de ese hombre aprendo que, más allá de fronteras y países, está la patria común del escenario o la calle y en el escenario de la calle los payasos siempre deambulan condenados al exilio exterior. Exterior de sí mismos, claro. No sé. A lo mejor todos los artistas sin éxito de este mundo son una metáfora de algo y en el fondo de nada, igual que en el cielo de esta Isla las nubes se parecen a todas las cosas aunque realmente a ninguna. El payaso. Su sonrisa glotona y contagiosa que nos devuelve aquí a todos a la infancia a pesar de que su bello oficio ahora mismo no esté en el candelero de la fama. Aún así sigue teniendo demanda, parece. Y es que cuando se extingan los payasos ya no quedarán niños y todo el mundo nacerá con dieciocho años. Una persona, un voto. Su mirada es la de quien sale a la platea a hacer inventario de fascinaciones, extrovertido compilador de secretos de infancia, luchador resistente que va y viene del arte a la vida y de la vida al arte como esos viejos tranvías que, a modo de reliquias, aún circulan por la abigarrada zona histórica de esta ciudad. En él confluyen la capacidad de hacer reír y soñar y esos dos ríos quiero pensar que van a dar en el mar de la dicha. Felicidad efímera, pero felicidad. Mientras actúa con entrega tras haberme contado la derrota de su país y su derrota profesional, ese hombre lo convierte todo en triunfo tal que si la vida fuera una noria como dicen las canciones: arriba. Abajo. Arriba... He ahí esa grandeza que luego será miseria y más tarde otra vez grandeza. Y miseria. Corren malos tiempos para el arte callejero de la vida porque una barita mágica puede convertir los dólares en pesos y los pesos en papel mojado que no logra comprar nada. Por eso está tan difícil la vida del arte y todo el mundo ha de empezar a reconducir su vocación hacia lo que se pueda, la subsistencia, lo comercial, lo que vende, lo que mola en la gramola del mercado de abastos de la cultura¿ Yo, al mirar con tristeza su sonrisa, recuerdo aquella frase genial de Les Luthiers: «Pez que lucha contra la corriente, muere electrocutado».

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