Diario de León

El genoma de la abeja de la miel desvela las claves de una compleja sociedad

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M. García - león
León

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Un consorcio internacional de científicos ha logrado secuenciar el genoma de la abeja de la miel (el tercero de un insecto tras la mosca de la fruta y el mosquito de la malaria), que encierra las claves de una compleja sociedad que maneja el único lenguaje simbólico utilizado por animales que no son primates. En la investigación, que ha sido publicada conjuntamente en las revistas Nature, Science y Genome Research , se recoge que la explicación de la sociabilidad de la especie puede estar escrita en sus 10.150 genes. El resultado más destacado de la investigación ha sido el descubrimiento de que el sexo de las abejas se debe al genotipo del gen «csd», de forma que distintas combinaciones de ese genotipo pueden dar lugar a hemicigotos (huevos sin fertilizar con una copia de csd) que se convierten en machos; heterocigotos (con dos copias distintas de csd) que se convierten en hembras, y homocigotos (con dos copias iguales de csd) que se convierten en machos que servirán de alimento a las abejas trabajadoras una vez que incuban los huevos. De esta forma, el mismo genoma es capaz de crear una reina, que llega a poner 2.000 huevos diarios y tiene un ciclo vital que puede llegar a dos años, y una obrera que, aunque vive la décima parte y no se reproduce, tiene unas especiales capacidades olfativas y cognitivas. Así, es capaz de reconocer señales de parentesco, identificar las flores por su olor, forma y color y volver al panal para comunicar a sus congéneres donde se encuentra el alimento mediante una danza acompañada de sonidos y olores. Las obreras, además, tienen el trabajo (buscar comida, llevarla, cuidar de las larvas, construir nidos, defender la colmena) muy estructurado y pueden modificar sus tareas según las necesidades del momento, sin que exista un control central.

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