Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

El alcalde de Madrid

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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TODOS ESTÁBAMOS ESPERANDO al candidato para la alcaldía de la capital de España, como a los Reyes Magos. Cuando se mencionó el nombre del Emperador de La Mancha, el coro arcangélico de los partidos, en forma de masa corporal, se apresuraron a declarar que sin duda José Bono era el alcalde ideal para una ciudad tan confundidora como Madrid, en la cual nadie sabe de qué pie político cojea el vecino hasta que no le contempla aupado al cargo. Luego los augures se adelantaron al proscenio para asegurar que de doña Trinidad nada, que de doña De la Vega tampoco, que ambas a dos eran indispensables cada una en su sitio. Y en esas dudas andábamos, sin saber a ciencia cierta hacia dónde se dirigían las sugestiones de palacio, cuando don José Luis Rodríguez Zapatero, se salió por peteneras económicas: El «tapado» era precisamente el director de la Oficina Económica del señor presidente, don Miguel Sebastián, natural de Madrid, hombre inteligente, culto, liberal y sin carné decidido, permitiéndosele un espacio y un tiempo largo de ensayo, estudio y análisis. Se acabaron los enigmas, las cábalas y las ambiciones. Ya tiene Madrid, alcalde, su alcalde, in péctore . Y ya puede el resto del país, incluyendo Cataluña, que también anda descalzo y por la ría buscando un regido rapto para todos los públicos. Ya no se le podrán poner trabas o recelos económicos al presidente, conocido que es el llamado y elegido, todo en uno. Observando el episodio desde provincias que es desde donde nosotros contemplamos los toros, la anécdota curiosa de la búsqueda de un personaje para alcalde de Madrid, para tener menos importancia que la que se suele dar a cualquier latido o rumor que se nos conceda desde Madrid, sobre todo si se tiene en cuenta, -que claro que ha de tenerse-, que cuando en Madrid se constipa un político de rango e influencia nacional, nos acatarramos todos y León no podía ser la excepción que confirmara la regla. Pese a todo cálculo y previsión, todavía no sabemos a ciencia cierta o incierta, quién de los presuntos será el alcalde de la ciudad de los Guzmanes y de los Cabeza de Vaca. Candidatos hailos, solamente hay que acertar con aquel que mejor encaje en el cuaderno de bitácora para la cabal navegación política, porque si Madrid tiene problemas y gordos, no menos voluminosos son los problemas de León, principalmente sus problemas económicos, lo que nos mueve a envidiar a Madrid que ha encontrado un profesional de la economía con capacidad y talento suficiente como para salvar el tremendo bache de los presupuestos. No se trata, dicen los escépticos de proponer programas, programas, programas, sino de facilitar previamente los dispositivos económicos de los organismos en funciones de manera que les pueda ser posible programar sin miedo a dejar en el camino la piel y el páncreas. Y en esta operación de resistencia no vale dar tiempo al tiempo. Porque, como diría Charlie Chaplin, «todos somos aficionados. Y la vida es tan corta que no da para más, ni para menos». Suerte les dé Dios a los madrileños con su nuevo alcalde culto, liberal y sin carné. Y que no nos abandone a nosotros.

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