Diario de León

EL AULLIDO

¿Eutanasia para De Juana Chaos?

Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

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LA PONDERACIÓN RESULTA una opción extravagante cuando nos enfrentamos a Batasuna, ETA y el entorno radical vasco, pero es necesaria. Por ejemplo el caso del convaleciente por decisión propia y supuesto aspirante a héroe Juan Ignacio De Juana Chaos nos hace reflexionar entre otras cosas en cuanto a los límites de la libertad individual del paciente, y los del médico. En la legislación española vigente, más por desgracia que por suerte en mi opinión, está penalizada la eutanasia activa y ni siquiera hay resquicios legales que posibiliten su aplicación. Sólo existe, en cuanto a la eutanasia pasiva, la posibilidad por parte del paciente de realizar un testamento vital para que en caso de que su situación física y mental se agrave y no le permita tomar decisiones sobre su salud, deje antes especificado que no desea que se le prolongue la vida artificialmente ni quiere ser objeto del llamado encarnizamiento terapéutico. Pero, siempre que el paciente no haya realizado ese testamento vital, la obligación de los médicos es salvaguardar la vida humana. No acertamos a saber la razón por la cual las cosas han de ser diferentes en este caso. Sí, los médicos, ya que el paciente no ha realizado un testamento vital pero actualmente está en un estado físico y mental lamentable, tienen la obligación de proteger su vida y, por tanto, no vemos nada raro en que se le alimente por la fuerza mediante una sonda nasogástrica. Sí, pero, ¿dónde están en este caso los límites entre la eutanasia y el encarnizamiento terapéutico? ¿No se estará, para evitar la muerte de ese hombre, prolongando su vida artificialmente e incurriendo así en el encarnizamiento terapéutico? La ponderación es difícil y extravagante, como ya hemos dicho, en un caso como éste mucho más político que jurídico o médico. Pero, es en estas situaciones que parecen encrucijadas, para no caminar en círculos sin duda debemos, más allá de la visceralidad, reafirmarnos en nuestros altos principios democráticos. Y lo primero es el derecho a la vida. El derecho a la vida para las víctimas y hasta para los verdugos. El derecho a la vida, como piedra angular de lo que somos y lo queremos ser, va primero, y luego todo lo demás. Así luchan hoy el corazón contra la cabeza de este país. El corazón quiere la paz y el fin de ETA pero la cabeza no quiere ningún precio y detesta los chantajes. Sí, queremos que se acabe el suplicio de la existencia de ETA por eso, porque amamos la vida. Incluso aceptamos el diálogo porque amar la vida es amar la palabra y es no estar permanentemente instalados en el presente sino también saber vislumbrar y preparar el futuro. Pero nos negamos a los chantajes -y la huelga de hambre de De Juana Chaos es un chantaje en toda regla- porque son lo contrario de la palabra y de la vida. Parece una paradoja pero la ponderación en este caso no está en ceder o mandar al preso a casa, ni mucho menos en dejarle morir sólo porque así lo desee su perniciosa voluntad. La ponderación más bien está en eso de alimentarle por la fuerza poniendo en primer lugar la vida, incluso la de los verdugos, pues es eso lo que nos diferencia de ellos. No hay crueldad, ni encarnizamiento terapéutico, ni imperativo legal en lo que han dictaminado los jueces sobre que se debe alimentar, incluso atado a la cama y por la fuerza, a De Juana Chaos sino más bien vemos ahí una firme apuesta por la vida y un decidido rechazo a los chantajes y las falsas heroicidades. Todos somos iguales ante la ley, incluso los terroristas, y por mucho que ellos se crean distintos e incluso superiores tenemos el imperio de la ley para devolverles a la realidad y demostrarles quiénes son y dónde están. Sí, todo condenado por un juez ha de cumplir la pena impuesta, tal y como dice la ley, sea cual sea su peso ideal.

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