Diario de León

Gente de aquí | Descanso en Galicia

«Las vacaciones sólo son un estado mental»

El ministro de Defensa, el leonés José Antonio Alonso, descansa en Galicia con el deseo de conocer las islas Cíes y comer ostras

Publicado por
Soledad Antón - vigo
León

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Es la primera vez que elige Galicia como destino de vacaciones - «Bueno, vine un par de veces con mis padres hace muchos años», dice-, pero el leonés José Antonio Alonso ya sabe que va a repetir. Por lo que dice, y aún más por cómo lo dice, la ría de Vigo le ha enganchado. Y eso que pasa buena parte del tiempo intramuros. Claro que hay intramuros e intramuros. El suyo incluye uno de esos muchos jardines con encanto cuidadamente descuidados que circundan el rural vigués, y que su mujer descubrió abriendo esa inmensa ventana que es Internet. Presidido por dos inmensas higueras y un no menos inmenso magnolio, es el escenario soñado para alguien que como el ministro de Defensa quiere dedicar estos pocos días de asueto a no hacer nada. «Las vacaciones son un estado mental», asegura, y a él lo que le pide no sólo la mente, sino también el cuerpo es tirarse a la bartola y desconectar de todo y de todos. Es un decir, porque el teléfono no para de sonar. Es ese cordón umbilical del que ni puede ni quiere librarse. Aprovechando que ayer amaneció nublado y, a ratos, hasta cayeron unas gotas -«me gusta este clima»-, la familia cambió la playa por una visita a Tui. José Antonio Alonso se ha quedado solo en casa, una vieja casa de aldea, para repasar papeles y hacer unas llamadas. «A ellos les gusta mucho la playa; a mí no tanto, así es que aprovecho», explica. Mejor, porque así ha podido recibirnos. En las distancias cortas derrocha afabilidad y, después de una taza de té, incluso se suelta a hablar of the record . Esta a gusto y se le nota. Tanto que lo que iba a ser una charla de media hora, se convirtió en hora y media por el arte de la conversación. Cuenta, por ejemplo, que no va a perdonar algún paseo en barco por la ría. En un tiempo sin obligaciones (a menos que suene el teléfono como ya ha ocurrido en dos ocasiones en la última semana), se ha fijado dos: visitar las Cíes y darse el lujo de catar unas ostras en la calle del mismo nombre. «Me encantan las ostras, aunque lo que de verdad me pirra son los mejillones. Puedo comerlos a diario sin que me cansen. Me gustan de todas formas, hasta crudos», dice. Vivir unos días sin despertador le parece un lujo. Igual que poder leer a la hora que le place o ir al cine. Nada de recurrir al deuvedé. Como buen cinéfilo confeso hace suya aquella publicidad cuyo lema era «Déjate de películas y vente al cine». Y eso hace siempre que puede. La último que vio fue La vida de los otros. En cuanto al apartado libros, metió un par en la maleta, uno de ellos de literatura política. Ríe abiertamente cuando le preguntamos si entre esos libros no figura ninguno de su nuevo compañero del Consejo de Ministros. «Pues no, no he leído nada de César Antonio Molina, pero sí mucho de Antonio Gamoneda. Es un poeta que nos gusta a los dos, así es que en algo coincidimos».

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