Diario de León
Publicado por
CARLOS G. REIGOSA
León

Creado:

Actualizado:

SE HABÍA convertido en el icono de la revolución cubana y de la rebeldía juvenil del 68, pero ahora, cuando se cumplen cuarenta años de su muerte, ya no sabemos en qué quedará, después de que lo revisen y utilicen Hugo Chávez y Evo Morales. El Che Guevara ha resistido muy bien el paso del tiempo en las camisetas, en los pósteres y en los murales, sin que nada turbase el halo idealista de hombre comprometido que lo nimbaba, sin embargo ahora lo reclaman para la cabecera de la manifestación las fuerzas izquierdistas más retrógradas y con menor sentido democrático. Si se salva de ésta, será sin duda porque, por encima de todo, personifica al hombre fiel a sus propias ideas, por equivocadas, victimarias y estrafalarias que puedan ser. El hombre fiel a sí mismo siempre tendrá un lugar preferente en nuestros corazones. Lo malo del esfuerzo revisitador de los presidentes de Venezuela y de Bolivia es que buscan al Che revolucionario que más fracasos cosechó y que tanto daño hizo a la izquierda democrática iberoamaricana. Todavía recuerdo cuando Enrique Líster me contaba sus discusiones con él en Cuba acerca del foquismo con arma revolucionaria. «En España teníais que haber creado cientos de focos guerrilleros y así hubierais acabado con Franco», sostenía el Che. Líster le respondía: «No creamos cientos, sino miles. Pero esos focos sólo sirvieron para que nos aplastaran más y en menos tiempo». El Che Guevara pudo constatar en Bolivia (y antes en África) que Líster tenía razón. Lo aplastaron a él y a su grupo de tal modo que, cuando los detuvieron, los soldados, lejos de temerlos, sintieron pena por su harapiento estado. Sólo la figura del Che se engrandeció cuando, ya consciente de que no iba a salvar su vida, le dijo al soldado que debía dispararle: «Apunta bien y no tengas miedo. Sólo vas a matar a un hombre». Allí se cimentó un mito universal. Ése que ha convertido la foto que le hizo Alberto Korda el 5 de marzo de 1960 -la que todos conocemos- en la más reproducida de la historia de la humanidad. La pregunta ahora es si ese icono resistirá la necedad incondicional de los que se titulan sus seguidores y quieren endosarle una nueva y extemporánea misión.

tracking