Diario de León

Los investigadores han conseguido un ánodo microscópico de nanotubos de carbono

Los microorganismos proporcionan energía en una pila de combustible

El combustible se ha obtenido a partir de la actividad metabólica de las bacterias

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M. M. Aller león
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El Departamento de Comunicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha hecho público un informe en el que se indica que un equipo multidisciplinar de dicho organismo ha diseñado un ánodo para una pila de combustible microbiana. La estructura, con poros micrométricos en forma de canales, se ha obtenido mediante un proceso de autoensamblado de nanotubos de carbono. El trabajo, destacado en la revista Chemical Science y publicado en Journal of Materials Chemistry , ha sido dirigido por el investigador Francisco del Monte, del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (CSIC), y Fernando Rojo, del Centro Nacional de Biotecnología (del CSIC), en Madrid. Del Monte señala la importancia del trabajo: «La diferencia entre una pila de combustible convencional y una microbiana es que en la segunda el combustible lo proporciona la actividad metabólica del microorganismo. Ya demostramos anteriormente que esta estructura puede funcionar como ánodo en una pila de combustible de metanol, ahora estamos buscando la manera de transferir eficientemente la actividad bacteriana al ánodo». «Mediante técnicas de microscopía electrónica de barrido y confocal de fluorescencia hemos observado que estas macroestructuras son altamente biocompatibles, permiten la adhesión de las bacterias sobre los nanotubos carbono y favorecen la formación de un biofilm que cubre la macroestructura tridimensional», detalla el investigador del Consejo. Electrodo para bacterias En la actualidad, diversos grupos intentan desarrollar un electrodo que permita el funcionamiento de una pila de combustible microbiana en el marco de un proyecto financiado por el CSIC y coordinado por la investigadora del Consejo María Ferrer. Los institutos implicados en el proyecto son el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, el Centro Nacional de Biotecnología, el Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros y el Centro de Ciencias Medioambientales, todos ellos dependientes del CSIC y ubicados en Madrid. El director de la investigación, Francisco del Monte, se licenció en Química por la Universidad Autónoma de Madrid en 1991 y se doctoró por la misma universidad seis años más tarde. Tras una estancia postdoctoral de dos años en UCLA (EE.UU.), se reincorporó al Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (CSIC). En el año 2004 crea el Grupo de Materiales Bioinspirados de ese instituto, cuyo objetivo científico es la utilización de rutas biomiméticas para la preparación de materiales nano y microestructurados con aplicaciones en biotecnología y biomedicina. En las publicaciones de Fundación Eroski podemos encontrar una buena explicación de cómo funcionan. Una pila de combustible es un dispositivo que funciona como una batería, si bien no se agota ni se recarga. Mediante un proceso de combustión fría, convierte la energía química de un combustible en energía eléctrica útil, además de calor y agua pura, todo ello sin un proceso de combustión como paso intermedio. Estas pilas de combustible están formadas por dos electrodos separados por un electrolito, y generan electricidad siempre que se les provea de combustible y oxígeno. Pueden utilizar hidrógeno puro de forma directa, o cualquier combustible (gasolina, metanol, metano, hidrógeno, etanol, gas natural, gas licuado, etc.), que permita obtener gas rico en hidrógeno mediante un proceso interno de reformado.

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