Diario de León

Tres cazurros en el Líbano

José Carrera Álvarez, soldado de Trobajo del Camino, entregó a Zapatero una bandera de León en su visita a las tropas españolas en Oriente

J.Carrera

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F. Ramos - redacción
León

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«¿Y esto?». Ésta fue la pregunta que lanzó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando, sorprendido, observó la bandera de León que se alzaba entre la cabeza de los soldados del Líbano. Fue el pasado día 5 de enero, durante la visita sorpresa que el máximo responsable del Ejecutivo realizó a la base española Miguel de Cervantes, acompañado del ministro de Defensa, el también leonés José Antonio Alonso. La bandera le sirvió de reclamo a un cabo primero leonés, destacado en el Líbano, para llamar la atención del presidente del Gobierno: «Si no, me hubiera resultado difícil haberle saludado, porque ya me había quedado muy lejos de poder llegar a él», explica el militar de Trobajo del Camino, José Carrera Álvarez, quien asegura que en cuanto el presidente vio la bandera «se le iluminaron los ojos, levantó su mano y se dirigió hacía mí y me preguntó: «¿Y esto?». «Cómo iba a faltar, si soy el único cazurro aquí en la zona», le respondió Carrera Álvarez, que sujetaba la enseña leonesa. «No, con el señor ministro, tú y yo, ya somos tres», replicó Zapatero, quien rápidamente se abrió camino entre los soldados, saludó a su paisano y entabló conversación con él: «Me preguntó que de dónde era, le dije que de Trobajo del Camino y él me respondió: 'Muy buen ayuntamiento'», relató el soldado leonés al este periódico. Acto seguido, y tras interesarse por su estado de ánimo, Zapatero accedió a firmarle la bandera: «Al cabo primero Carrera, de Zapatero. Por León». Un apretón de manos y una palmadita en la espalda pusieron fin al encuentro, en el que ambos se desearon suerte, el presidente para su estancia en Líbano y el soldado de cara a las elecciones generales del mes de marzo. José Carrera siempre estará agradecido a esa bandera, que asegura le costó mucho conseguir, porque le permitió acercarse a un paisano, en este caso al presidente del Gobierno, «algo que cuando se está en un país extranjero, a muchos kilómetros de distancia de tu tierra y de tu familia, siempre se agradece», afirma. Zapatero había llegado a la base Miguel de Cervantes en helicóptero, procedente del aeropuerto de Beirut, pasó revista a las tropas y, posteriormente, visitó las instalaciones de la base, momento que aprovechó para saludar a los soldados y, en especial, a su paisano José.

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