Diario de León

Un torero de sinónimos

Ilusión, sueño, fenómeno, arte, misterio, leyenda o dios son algunos de los calificativos que se dedican a este torero que el domingo no pudo salir a hombros, sino en ambulancia

El torero madrileño, José Tomás

El torero madrileño, José Tomás

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Pilar R. Veiga - madrid
León

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José más Tomás suman nueve letras, cuatro sílabas y dos palabras, pero si se habla de sinónimos, este nombre y este apellido llenarían un diccionario entero. Ilusión, sueño, fenómeno, arte, misterio, leyenda o dios son sólo algunos de los sinónimos que se dedican a este venerado torero que el domingo, tras conseguir su séptima Puerta Grande de Las Ventas, no pudo salir a hombros, sino en ambulancia. Ilusión José Tomás vino al mundo el 20 de agosto de 1975 en Madrid, pero se ha criado en el madrileño y serrano pueblo de Galapagar. De niño jugaba al fútbol con sus tres hermanos pequeños y sus amigos o acompañaba a su abuelo, un taxista de toreros entonces y hoy un orgulloso octogenario, a ver novilladas. Al final, escogió los toros e hizo realidad la ilusión de su abuelo, aunque sigue siendo aficionado al fútbol y su equipo es el Atlético de Madrid. Por cierto, que el domingo en Madrid, al banderillear su cuadrilla con palitroques que lucían los colores rojiblancos, le gritaron desde un tendido alto de sol: «¡cambia de banderillas!» Sueño José Tomás, que mató a su primera becerra con doce años, se cuajó como torero en tierras mexicanas. Se presentó como novillero en la madrileña plaza de Las Ventas el 24 de septiembre de 1995 y abrió la Puerta Grande tras cortar una oreja a cada uno de sus novillos. Tomó la alternativa como matador de toros el 10 de diciembre de 1995, en la Monumental Plaza México, con Jorge Gutiérrez como padrino y Manolo Mejía como testigo. Confirmó la alternativa en Madrid el 14 de mayo de 1996 en la feria de San Isidro. Cortó una oreja y tuvo como padrino a José Ortega Cano y a Jesús Janeiro «Jesulín de Ubrique» como testigo. Fenómeno José Tomás triunfó definitivamente como matador en España a finales de los noventa. El 27 de mayo de 1997 salió a hombros por la Puerta Grande de las Ventas tras cortar dos orejas y se proclamó triunfador de la Feria de San Isidro, éxitos que repetiría en 1998 y 1999. Abrió seis veces consecutivas la Puerta Grande en Barcelona entre 1999 y 2000 y la Puerta del Príncipe de Sevilla en 2001 dos veces consecutivas. Arte José Tomás desafía las leyes de la física cuando se coloca frente al toro, al que «para, templa y manda» con leves toques de muñeca. Con el capote imprime personalidad propia a gaoneras y chicuelinas y con la muleta desprende duende y torería ligando profundos y lentos pases al natural y por la derecha. Misterio José Tomás toreó el 16 de septiembre de 2002 en Murcia la que sería su última corrida hasta 2007. Entre México y Málaga, llevando una vida reservada, durante cinco años sólo los suyos supieron de él. Leyenda José Tomás volvió a los ruedos en la Monumental de Barcelona el 17 de junio de 2007, junto a Juan Serrano «Finito de Córdoba» y Cayetano Rivera, saliendo a hombros de un coso que no se llenaba desde 1985. Subió a lo más alto de los altares del torero el 5 de junio de 2008, cuando en su regreso a Madrid tras seis años de ausencia cortó cuatro orejas -algo que no ocurría desde 1972- y salió, por sexta vez como matador de toros, por la Puerta Grande de Las Ventas. Y el domingo, 15 de junio, José Tomás volvió a repetir triunfo: cortó tres orejas, consiguió su séptima Puerta Grande pero, al ser cogido por su segundo, tuvo que salir en ambulancia en lugar de a hombros. «Dios» José Tomás, que se ha convertido en una religión para los «tomistas» y «tomasistas», ha regresado a los ruedos como los dioses al Olimpo, y seguro que seguirá sumando sinónimos.

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