Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

¿Qué pasa en León?

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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¡HOLA! CUANDO me dispongo a componer el primer comentario de la serie, una vez cumplido el ceremonial de las vacaciones, lo primero que todo paisano de bien, serio y honrado y no como otro hacen es preguntar: ¿Cómo le va León? ¿Cómo le va qué? me interrogo para mis adentros Pues hombre verá usted se trata de que como he andado por esas aguas cantábricas para ducharme empezando por los pies, pues dije, "hombre, pues algo habrá pasado en León, en esta época y teniendo en cuenta la agitación creadora que anima al equipo municipal, dirigido por Don Paco y sus rebajas, por los ferroviarios de la línea carbonera de nuestros abuelos y deslumbrados por las señales que se están formando bajo el sol para conseguir al fin una marca, una señal, un signo, un nombre o un epíteto que consiga deslumbrar a no menos de un millón de turistas recién venidos de fuera, como se supone. El Excelentísimo Ayuntamiento, que también tutela el sub-alcalde Javier Chamorro y la estupefacta concejala de Turismo doña Susana Travesi, están formando un "tiberio", un sarao, un maremágnum de funciones, de inventos y de proposiciones, no de ley, que tiene a la hambreada ciudadanía en ascuas. Y es inútil que, por ejemplo, ese portador del comercio, de la Industria y la Navegación, don Alfredo Martínez, nada menos que presidente del Consejo Empresarial de Comercio de la Fele, se obstine en anunciar y denunciar que la sombra de la crisis es alargada, pues digo que visto y oído lo que estamos obligados a ver y oír con harto dolor de nuestro corazón, apenas puesto el pie seco sobre el asfalto, nos preguntamos: ¿Cómo le va a León, dice usted? Como a la España una grande y democrática: "No digamos que digamos, pero tampoco digamos que digamos". Y pare usted de contar cegados por el fulgor que desprende la marca de fábrica que los munícipes están creando mano a mano y en lo alto las estrellas. Se trata de disponer de una marca que nos distingue de todos los demás pueblos del orbe: Seis pétalos y la luz que se desprende de tantos pétalos y que convergen, (sí, eso dice el parte de guerra) que convergen en la memoria de los turistas como señal de identidad. Ante tan señalada muestra de fragilidad mental y extensa capacidad de elaboración de entidades curvilíneas, el pueblo, obediente y fervoroso acepta el ofrecimiento floral como si se tratara de un merecido reconocimiento. Y entre los pétalos de la catedral, el tranvía y los visitantes que se acercan al millón de consumidores, la crisis en León no pasará de ser una señal cursi pero segura de que todo o casi todo sigue igual, con pan y sin pan, pero atentos los tesoreros al fenómeno de la Caja de Ahorros o Caja España, con bisonte incorporado presto a repartir dinero para que la Diputación y el Ayuntamiento y el Cabildo se pongan las botas al grito de: ¡Viva Pérez de Guzmán! ¡Lo de siempre, ya digo. Y los mismos!... Parece que fue ayer.

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