Diario de León

El paisanaje

La Junta da calambre

Publicado por
Antonio Núñez
León

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ESO DE QUE la energía eléctrica es la más limpia que se lo cuenten a los Oriol, marqueses de Urquijo, antaño los amos de la luz de media España y desconozco si todavía hoy de la otra mitad, pero para mí que hay mucha mugre. Véase, si no, lo que está pasando con los famosos huertos solares de la Junta, donde el funcionario más tonto cultiva paneles en el patio de casa o en el de su cuñada. El más tonto de La Bañeza, que es mi pueblo, nunca pasó de hacer relojes de madera ni se hizo rico con ellos. En cuestiones de electricidad, servidor, modestia aparte, podría decir como Sócrates aquello de «sólo sé que no sé nada», hasta el punto de que para enroscar una bombilla o arreglar un enchufe hay que llamar al electricista. Y cuando la señora se cabrea y pasa, por ejemplo, a comparar mi valía con Manolo y Benito los de la tele, chapuzas a domicilio, yo me encojo de hombros limitándome a constestar que, salvo que me lleven a la silla eléctrica por un artículo, no pienso morir electrocutado. «Chati», suelo rematar en estos casos, «haberte casado con un fontanero». Dicho esto, es sorprendente la cantidad de altos cargos de la Junta en León, Zamora, Palencia y Valladolid que han sido apeados estos días del sillón, lo cual es probablemente más cruel que sentarlos en la silla de Sing-Sing, estado de New York, domicilio de Al Capone, segunda celda a la derecha, según se escupe. Sólo que con menos voltios. Aprovecharse del puesto para moverse con influencias o manejar información privilegiada para arramblar directamente con la pasta es una fea labor que por los campos de aquí se cultiva primorosamente. Si no te pillan, porque el que siembra vientos lo más probable también es que luego recoja tempestades, y esa es la disculpa que ponen todos estos días con una mano en el arado y la otra jurando encima del boletín oficial, así cualquiera. El sol, como las subvenciones oficiales, sale para todos, pero unos se calientan más que otros. Y, al revés, el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. En el asunto de las placas solares con enchufe la Junta ha abierto una investigación que no tiene desperdicio en ceses y dimisiones, según airean los periódicos. Aunque también podría tratarse de un eufemismo, porque, si estos son todos los que están, no están todos los que son y convendría revolver un poco más en la basura. ¿Depurar responsabilidades políticas por arriba? «Ninguna y todo está zanjado», se han apresurado a decir en Valladolid. Puede que sí o puede que no, lo que traducido al castellano y leonés lo mismo puede significar que en el PP unos quieren tirar de la manta y otros correr un tupido velo. En los mentideros políticos, donde no se pesca una verdad ni poniendo media docena de funcionarios como cebo vivo para que el anzuelo mueva el corcho más arriba, se habla de estas cosas y otras peores. Hay pescadores en río revuelto que exageran y los hay que se quedan cortos. Según estos últimos podría tratarse del típico ejercicio deportivo de pesca sin muerte, incluidos los pocos merluzos que ya han caído, porque los devolverán al caudaloso río del cargo oficial con el tiempo y una caña. Una teoría particularmente chismosa es la de que todo lo que está pasando se debe a un ajuste de cuentas en la Junta. Tan ajustado, se añade, que desde el PP de León y Valladolid querían hacerle una pinza al presidente Juan Vicente Herrera, el cual la sintió donde usted ya sabe, justo donde más aprieta. Póngale nombre y apellidos a los que pinzaban aquí y en Pucela, añádale ahora en las olimpiadas la venganza del chinito y quizá se explique el por qué de tanto pingajo funcionarial tendido al sol. Perdónese que con los calores de agosto servidor no sea más explícito. Tanto es así que para informar y que no te aplanen ya no sabes si calarte en la sesera la boina de toda la vida o recuperar el casco de la mili. Cuando no aprieta el golpe de calor tiran a dar. «¿Se te han fundido los plomos del escribir para que no se te entienda nada?», me dijeron ayer al corregir estas líneas en casa, donde se censura todo, con razón o sin ella. «Es que se me ha saltado el perrito», dije yo cogiendo al chucho en brazos, que no es por nada, pero las ve venir y se las huele todas, por ejemplo que alguien quiera cargarse al consejero vallisoletano Villanueva meándose por la pata abajo en más de un cargo de medio pelo de León. Luego se fue la luz en casa y aún seguimos a oscuras. «¿Y ahora qué hacemos?», ironizó no sin coña mi máquina casera de discutir, o sea la señora. «Nosotros como la Junta y el PP: maniobras orquestales en la oscuridad», dije guiñando un ojo como en el mus mientras ella cerraba los dos. Lo de maniobras orquestales en la oscuridad que no se me olvide quitarlo.

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