La ruptura con las normas echa el cierre a la Cibeles Fashion Week

Mujeres con dos cabezas, con grandes tocados globo que tapan la cara, pezones de plástico dibujados sobre monos de mujer, zapatos escondidos en medias. La búsqueda de la transgresión marcó la última jornada de Cibeles Madrid Fashion Week, dedicada este viernes a jóvenes agrupados bajo el epígrafe de Ego y que se han convertido en el apéndice del salón madrileño. Las excentricidades y la búsqueda de la diversión taparon quizá a aquellos que siguen los patrones más tradicionales en este cajón de sastre final que echó el cierre a la cuarenta y ocho edición del salón de moda. «¿Provocación? A estas alturas se puede hablar de provocación? ¿Para quién?», se pregunta el diseñador bilbaíno Carlos Díez, atento a los desfiles. Él mismo plantó barbas a las modelos en unos de sus pases. Las maniquíes llevan décadas enseñando los pechos o la parte en que termina la espalda sin que nadie se llame a escándalos. Delfín la armó con las ya lejanas capuchas burka. La debutante Krizia Robustella también ha destacado al ponerlas un bozal perruno. Lo cierto es que, en ocasiones, el continente tapa un escaso contenido. En este cierre final del Ego se ha visto de todo. La mañana empezó casi vacía de público y de prensa, aunque a medida que avanzó el día las dos pasarelas se llenaron de una audiencia en busca de apostar por aquellos que empiezan a abrirse camino en este difícil sector de la moda española, con falta de industria y de tradición.