Diario de León

Comer menos carne y lácteos ayudaría a reducir las emisiones de dióxido de carbono

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M. García - león
León

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Dos estudios realizados en Estados Unidos y Reino Unido, a los que se añade un tercero elaborado por la FAO coinciden en que consumir menos cantidad de carne, lácteos y productos manufacturados, así como una dieta más mediterránea, ayudaría a combatir el calentamiento global. Según ha declarado Josef Schmidhuber, autor del informe de la FAO, «la dieta mediterránea se encuentra en un estado moribundo, tras un declive de cuatro décadas». En este sentido, explicó que, por ejemplo, los españoles han pasado de ingerir unas 2.700 kilocalorías diarias en la década de 1960, valor cercano a lo recomendado por las autoridades sanitarias, a superar las 3.400 en la presente década. Se trata de una cantidad muy similar a la del Reino Unido (3.440) y cada vez más cercana a la de Estados Unidos (3.750). Además, la actual dieta española contiene más grasas, colesterol, sal y menos hidratos de carbono. No obstante, el estudio añade que los españoles se han acostumbrado a comer más fruta y verdura. El informe advierte, además, que el 75% de los griegos tienen sobrepeso o son obesos, cifra que baja al 50% en el caso de españoles, italianos y portugueses. En el estudio dirigido por Schmidhuber se indica, además, que detrás de los cambios en los hábitos alimenticios hay factores como el aumento de la renta, el desarrollo de los supermercados, el ritmo de vida y el sedentarismo, y pone en evidencia la importancia de recuperar la dieta mediterránea. Según los autores del estudio británico, las emisiones de CO 2 atribuidas a la producción de alimentos en Reino Unido representan casi el 20% de las emisiones totales de ese país. Consideran que con una serie de mejoras en los eslabones de la cadena alimentaria (desde el cultivo hasta el consumo), esas remisiones podrían reducirse en el 67%. Los investigadores del estudio llegan a conclusiones parecidas asegurando que la cantidad de energía utilizada por el sistema alimentario de ese país se podría reducir a la mitad cambiando la producción agrícola y ganadera, el procesado, el transporte y el consumo. Los alimentos procesados en Estados Unidos suponen más del 85% de las ventas de comida, por lo que reducir este tipo de productos y aumentar la cantidad de alimentos básicos (arroz, fruta, verdura), preferiblemente de procedencia cercana, supondría un importante ahorro de energía.

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