Diario de León

Diario de una aventura

Un lugar que no está en el mapa

Aterrizamos en Puerto Wilians, ya en territorio chileno, con alguna dificultad por los vientos, que han aumentado aun más, pero felices de empezar por fin esta expedición

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León

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Hola amigos. Ya estoy metido en harina, os escribo desde un lugar que no existe en los mapas... Llegamos a Ushuaia después de visitar los alrededores de esta pintoresca ciudad localizada en Tierra de Fuego, de hecho es la más austral del mundo. La visita a los lagos fue increíble y la pesca de truchas de un tamaño más que destacable fue un éxito para Kike, mi hermano, e incluso para Emilio y yo mismo, que nunca antes pesqué algo tan grande. Pero después de tanto placer teníamos ganas de acción y de sufrir, que nos da la sensación que le hemos cogido gusto. Lo primero fue resolver nuestro trasporte. Necesitamos un velero para alcanzar la Cordillera Darwin. Es un territorio tan aislado que no existe otra manera de llegar: no hay carreteras ni caminos, sólo montañas, bosques densos, ríos, lagos y sobre todo muchos glaciares. Por fin encontramos un velero que nos llevara, Philos , y su patrón es australiano. Tiene 56 años, se llama Roger y es el típico lobo de mar. Su chica se llama Koni y ambos son encantadores. Estamos de suerte.

Sin más demora, el día 20 cargamos todas nuestras cosas en el velero para partir camino hacia Puerto Wilians, un pueblo de poco más de dos mil personas, que se encuentra en la isla vecina de Nabarino, que pertenece a Chile, y adonde tenemos que dirigirnos, pues Cordillera Darwin está en territorio chileno y esto nos obliga a pasar aduana en Chile para obtener permiso de entrada en Darwin. Nos acompañaran en esta expedición cuatro argentinos, todos amigos de otras expediciones en estas latitudes. Se llaman Tomas, Daniel, Nacho, Luis. Éste es el más experto y el mejor explorador de esta tierra casi intocable. Es un reputado alpinista a los que aquí se les llama andinistas.

Todos se embarcan en el Philos , rumbo a Puerto Wilians, después de pasar aduana, pero Kike, Emilio y yo hemos alquilado una pequeña avioneta, pues queremos filmar desde el aire las espectaculares vistas del canal de Beagle, a tan solo 150 kilómetros en línea recta al Cabo de Hornos. Dicho y hecho, el velero zarpa y nosotros despegamos de un aeropuerto local con un viento cruzado terrible. En España, ni locos hubiéramos despegado en esas condiciones, pero aquí, como dice el joven piloto de 19 años, o sabes volar con viento o nunca volarías.

Casi no podemos filmar nada, porque nos movemos más que en una coctelera, aunque alcanzamos a ver que el mar está embravecido y el juego de luces que forman los constantes cambios del tiempo son espectaculares. La nubes son todas alargadas por la fuerza del viento. Desde el aire se ven innumerables laguitos, bosques muy tupidos de lengas y un sin fin de islas. Es una tierra salvaje de veras, y mi imaginación empieza a tomar conciencia del lugar a donde hemos llegado y las aventuras que estamos por vivir. Aterrizamos en Puerto Wilians, con alguna dificultad por los vientos, que han aumentado aun más, pero felices de empezar por fin esta expedición.

Es un lugar muy extraño, aunque también hemos conocido a un suizo que se autoexilió en este pequeño lugar apartado del mundo. Se llama Denis y es una auténtica enciclopedia, se dedica exclusivamente a recopilar información de Tierra de Fuego. Es increíble la documentación que maneja, y en su oficina descubrimos la mejor foto hasta ahora de la Cordillera Darwin. Nos recopila información y es muy valiosa, sobre todo la fantástica foto. También nos dice que la ruta por la que queremos descender da paso a lugares que jamás nadie antes estuvo. Es territorio virgen, una gran zona en blanco en los mapas, cero de información, pero eso es lo más atractivo. Ahora sabemos con certeza que exploraremos una ruta nueva, llena de obstáculos, que pueden ser insalvables, lo que nos obligaría a retroceder por nuestros pasos. Por la foto que nos ha dado, hay tres escollos principales, de difícil resolución, pero eso es lo bonito, que nos vamos a explorar, además de escalar en un territorio inhóspito.

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