Diario de León

CORNADA DE LOBO | PEDRO GARCÍA TRAPIELLO

Tres eran tres

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TRES patas para un taburete o tajuelo son lo ideal, pues el trípode (padre de la trébede) es la base más estable. Para un banco, sin embargo, tres son poco: si falta una cuarta, se queda coja la cosa y quien se siente muy confiado en él puede correr el riesgo de desequilibrar su asiento y ensayar trompazo dando con el culo en tierra.

Se anunció formalmente en esta ciudad el pasado lunes que el parque nacional de Picos de Europa tendrá tres patas... y tres padres y tres órganos u órdagos y tres mitras y tres rabos, pues cada una de las autonomías que juntan aquí sus espaldas (asturcones, cantabrones y cazurros) se han pedido para sí la alícuota e irrenunciable parte de su gobernación en cuanto consigan arramplar al Estado las competencias que hasta ahora sólo él detenta en este privilegio natural, santuario de vida salvaje relicaria donde, a diferencia de otros parques naturales, el bicho principal es un hombre con casa, cerca, cayado, hacha y trampa... y otro hombre con chapa, chupa, yip y oficina.

Si dos son mucho y tres son multitud, ¿cuántos gobernadores reales aportará a este lío cada una de las tres partes intervinientes?... A diez expertos por barba o diez rabadanes por hacienda autonómica (qué menos equipo), ya son treinta los decididores que meterán voz (esperemos que no mano) en lo que se acuerde o se dirija. Con tanto rabadán reuniéndose y hablando, tiempo tendrán los ovejos y las rebecas de irse muriendo a su aire.

Por razones que desconozco, aunque no es difícil averiguar, las reuniones trirregionales y proyectos de unión o colaboración entre Asturias, Cantabria y León no han funcionado jamás. Los gobernadores civiles y los viejos sindicatos verticales promovieron en su día una alianza socioenómica para prometerse pujanzas y futuros creando en los años setenta un gran consejo de la Cornisa Cantábrica (eso de cornisa siempre me dio la idea que te vas a caer de ella o ella te caerá encima). Se reunieron tropecientas veces, pero nunca pasaron más allá del comidorro oficial y disputarse el asiento. No valió para nada y todo quedó en lo hablado como en la escuela de Mora. Fueron sólo recelos por trozo de tarta o papel con firma. ¿Se habrá superado?

¿Y si se contrata a suizos para gobernar Picos? De lo alpino saben un huevo y tienen lo suyo que da gloria.

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