Diario de León
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antonio blanco mercadé presidente del comité de bioética de castilla y leon
León

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La Asamblea Nacional de Francia acaba de aprobar, por abrumadora mayoría, un proyecto de ley para otorgar «nuevos derechos en favor de los enfermos y de las personas al final de la vida».

Su principal novedad es introducir el «derecho a la sedación profunda y continua», que podrá ser ejercido por el enfermo en dos supuestos: cuando se encuentra «afectado por una enfermedad grave e incurable en la que el pronóstico vital está comprometido a corto plazo y sufre síntomas refractarios al tratamiento» (síntomas como el dolor o la ansiedad que no es posible controlar por otros medios) y ante «la decisión tomada por un enfermo que padece una afección grave e incurable, de detener un tratamiento de soporte vital, lo que compromete su pronóstico vital» (un tratamiento que, al detenerse, deja que la propia enfermedad lleve a la muerte).

Malo es el morir, pero inevitable. Peor es morirse mal, con sufrimiento, y eso sí se puede evitar: cuando la sedación es el único modo de aliviar el sufrimiento se tiene que aplicar. También es peor verse obligado a recibir un tratamiento que no se desea, y eso también se puede evitar. En España, la Ley Básica 41/2002, art. 2.4, dice que «todo paciente o usuario tiene derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos determinados en la ley» (riesgo para la salud pública o daño a terceros); nadie puede ser obligado a recibir o a continuar un tratamiento, sea el que sea, en contra de su voluntad.

Por eso, cuando los médicos proponemos un procedimiento después de informar al enfermo, éste tiene que firmar un documento de aceptación o de rechazo (en eso consiste el consentimiento informado).

Morirse es quizá el acto más personal de la vida. Cuando uno se muere, se muere uno. Y habrá que escucharle a uno lo que quiere decir, incluso cuando ya no se puede expresar, porque para eso están los documentos de instrucciones previas.

El proyecto de ley francés «no pretende legalizar la ayuda al suicidio y/o la eutanasia», sino «responder a la voluntad de los franceses de salvaguardar su autonomía y de morir de forma apacible».

Y usted, lector, ¿qué opina?, ¿qué desearía para usted?

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