La globalización ha aumentado la desigualdad ante la salud

La globalización también tiene efectos sobre la salud. Y no muy buenos. En los países pobres, «ha aumentado las desigualdades» y la población muere de malnutrición, sida, tuberculosis, malaria, diarreas y enfermedades de la edad perinatal con escasa o nula incidencia en el primer mundo donde la obesidad y la sedentarización son ya una epidemia. «La globalización acarrea una distribución desigual de las causas de mortalidad», afirma el médico Luis Palomo Cobo, coautor del libro Globalización y salud que se presenta el sábado en León dentro de unas jornadas que organiza la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública en el Musac. Estas desigualdades tienen uno de sus principales efectos «injustos» en la distrubición del gasto en investigación que realizan los sectores públicos y privados que están detrás de la globalización. Luis Palomo apunta en este sentido que de 13 billones de pesetas que se invierten en este ámbito, «las enfermedades que causan el 90% de la mortalidad del mundo sólo reciben el 10% de ese dinero». Según Luis Palomo, la globalización empieza a hacer mella en la salud mundial desde los años 70, lo que se ha traducido en «un decaimiento de las medidas de protección sanitaria frente a la potenciación del libre comercio». Además, la globalización supone un «cambio en la organización de los servicios asistenciales que implica trasladar gastos a los usuarios a través de sistemas de copago, tiques moderadores y otros sistemas». Un caso paradigmático de efectos negativos es la India, que en los años 90 aceptó somerterse al ajuste estructural lo que ha motivado «una amputación» del 30% de su gasto sanitario y del 40% en su progama antimalaria. Ante esta situación, añade, «los profesionales de la salud tienen el imperativo de ético de luchar contra los efectos indeseables de la globalización.