El héroe cósmico de la música

alfonso garcía

Soy feo, soy triste y además estoy enamorado», comenta Chispas, El Chispas, que heredó el apodo de su padre, electricista. Pero, lejos de seguir la tradición laboral paterna, él es músico. Músico cósmico: un día oyó la voz de su madre, ya muerta, animándole, porque «tú tienes —le decía— una fuente dentro, Chispas! No dejes que se seque». Así nació su gran éxito, «al recuerdo rebelde de la Fuente del Habla», la que se había secado, cerca de la casa familiar, en su pueblo, Estrelampo, y que cuidaba su madre, Aparecida.

Lo cierto es que Chispas se convirtió en un héroe de la música. Si el desarrollo del relato en la primera parte nos lleva a situaciones curiosas, disparatadas con frecuencia, en la segunda la fascinación nos conduce a un mundo lleno de momentos sorprendentes. Resulta que, después de un concierto, con sus inseparables moto y guitarra, Chispas se pierde y aparece en un extraño lugar lleno de asombros, en el que «yo —dice— no entendía nada». No es conveniente desvelar lo que ocurre, que es ámbito que pertenece al descubrimiento del lector. Solo decir que estaba en el lugar donde se fabrica la realidad, lleno de sorpresas, y que «aquella gente estaba loca por mí, por lo que hacía y cantaba. No pasaría nunca de moda».

Una hermosísima novela, original, en una edición impecable y atractiva. A este lector le llama especialmente la atención la plenitud de la imaginación, tan poderosa, que nos hace sorprendernos y vibrar. Y la magia, de la palabra sobre todo. Prosa, además, como es habitual en el escritor gallego, directa, clara, determinante, hermosa, depurada hasta lo esencial. Si a ello se une el ritmo creciente que hace muy agradable la lectura, no se puede pedir más. Bueno, sí, las ilustraciones, originales, poéticas, llenas de sugerencias y delicadezas.