Diario de León

La morosidad de grandes empresas, que pagan a 70 días, amenaza la viabilidad de la pyme leonesa

Los retrasos en las facturas ponen en peligro las fianzas del 98% de un tejido empresarial con problemas para financiarse
Editorial: 'Amenaza económica en busca de control'

Las empresas del sector de la construcción son las más morosas a la hora de pagas sus facturas.

Las empresas del sector de la construcción son las más morosas a la hora de pagas sus facturas.DL

León

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Los empresarios leoneses lanzan una advertencia sobre las consecuencias que el retraso en los pagos que realizan las grandes compañías a sus proveedores tiene no sólo sobre los gastos de financiación de los pequeños negocios, sino directamente sobre su viabilidad y supervivencia. 

La morosidad privada (que se suma a los retrasos en el cobro a las administraciones), que se disparó a partir de la pandemia y sobre la que el Gobierno y la UE preparan nuevas regulaciones, está afectando de manera especial a provincias como León, donde el 98% del tejido empresarial que está formado por pymes y micropymes, además de los autónomos.

El período medio de pago entre empresas en León es de 70 días, muy por debajo de la media nacional, pero en el rango de la morosidad. «La capacidad de financiarse y la inflación contribuyen, junto con esta morosidad, a la inestabilidad de muchas pequeñas empresas hasta poner en peligro su viabilidad, incluso abocándolas a la quiebra».

Lo explica Enrique Suárez, secretario general adjunto de la Federación Leonesa de Empresarios (Fele), que trabaja junto con la patronal de las pequeñas empresas (Cepyme) en los informes del Observatorio de la Morosidad.

Ahora el Gobierno acaba de aprobar el Real Decreto que pondrá en marcha en dos meses el Consejo Estatal de las Pequeñas y Medianas Empresas, y comenzará la publicación anual de un listado en el que aparecerán las empresas privadas que no paguen a tiempo a las pymes.

Las más morosas
Las microempresas pagan puntualmente un 51,2% de sus facturas, las grandes apenas un 14,4%

Desde Cepyme consideran morosa cualquier deuda comercial entre empresas que no se ha liquidado en un plazo de 60 días a partir de la fecha concertada. Es el plazo que marca la ley, aunque en la práctica no se hace cumplir. Ahora la UE avanza en un nuevo reglamento que rebajará ese plazo hasta los 30 días, algo mucho más razonable, explican desde la Fele.

Suárez insiste en que la morosidad «preocupa mucho, sobre todo a las pymes. En León, donde el predominio del autónomo y las pequeñas empresas configura el 98% del tejido productivo, los perjuicios que se derivan de esos 70 días de pago medio de las facturas se ven agravados de forma muy importante».

Los datos que maneja, de finales de 2023, «reflejan que en León los perjudicados son siempre la micropyme y la pyme, porque van encadenando retraso en los pagos desde las grandes hacia las pequeñas compañías, que son las que menos capacidad de negociación tienen».

Construcción, los más morosos

Por sectores de actividad, el mayor nivel de morosidad entre empresas se concentra en los relacionados con la construcción, donde en general superan los 90 días medios para pagar. En 2020, superaron los 105 días. Las facturas de material de construcción, las actividades de construcción en general y maquinaria y equipo son las que más tiempo tardan en pagarse, con las de siderometalurgia. También en el sector textil los pagos rondan de media a nivel nacional los 85 días.
En el lado contrario están las facturas de electricidad, gas y agua, que se pagan antes de 50 días; junto con las del comercio minorista y los vehículos a motor, unos 63 días.
Por tamaños, las microempresas pagan puntualmente el 51,2% de sus facturas, las pequeñas el 47,8%, las medianas el 30,2% y las grandes sólo pagan de forma puntual o anticipada el 14,4% de sus facturas, según el último dato de 2023.

Entre los mejoresSólo en Baleares y Aragón las empresas pagan con más celeridad sus deudas que en Castilla y León

La morosidad en las relaciones comerciales entre las empresas de tamaño más pequeño no es significativa, y se ha ido reduciendo en los últimos meses. «En cambio, a medida que va aumentando el tamaño de la empresa, aumenta la morosidad, que llega a sus máximos niveles en la gran empresa. Eso indica que hay una asimetría entre la capacidad de negociación, decisión y de establecer condiciones comerciales».

La morosidad media entre empresas a nivel nacional supera los 80 días; y en las grandes empresas (las que tienen más de 250 trabajadores) se ha incrementado en 11 jornadas en el último año, hasta alcanzar retrasos que rondan los 89 días de media.

Ahora el Gobierno, con la publicación de la ‘lista negra’ de las empresas que pagan tarde, pretende mejorar este comportamiento porque «es una cuestión que afecta muy especialmente a las pymes». Este Observatorio estatal de Morosidad Privada se constituirá antes del 2 de julio de 2024, dentro de los 2 meses siguientes a la entrada en vigor del Real Decreto 439/2024, de 30 de abril, que fue publicado en el Boletín Oficial del Estado el 1 de mayo, esta misma semana.

Las pymes financian a las grandes, pero no consiguen financiación

«Los índices de morosidad de empresas que sufren nuestras pymes no son especialmente críticos, pero cada vez tienen consecuencias más perjudiciales para los negocios locales». Enrique Suárez señala que «la capacidad de financiarse es cada vez más cara, el precio del dinero ha subido sensiblemente, también la inflación». Según explica Cepyme, «el impacto de la inflación lleva a las empresas a intentar reducir los plazos en que les pagan para evitar asumir mayores costes financieros, pero los datos muestran que este esfuerzo de financiación vinculado a la deuda comercial está creciendo». De hecho, el esfuerzo financiero de las pymes a finales de 2023 es el más elevado desde mediados de 2009.
La organización empresarial advierte de que la desaceleración de la economía y los altos tipos de interés «incentivan la contraproducente financiación sin coste que se deriva de la postergación de los pagos».
El Observatorio de Morosidad indica que a finales del año pasado el 50,3% de las facturas recibidas por las pymes se pagaron en forma puntual. Es el mayor porcentaje desde marzo de 2020, pero supone sólo la mitad de las facturaciones.

«El empresario no sólo pierde dinero, también un tiempo valioso»

Desde la Fele Enrique Suárez llama la atención además sobre un factor que «no siempre se tiene suficientemente en cuenta. Es el tiempo que las empresas dedican al cobro de las facturas. En las micropymes y pymes el empresario ha de destinar una parte muy importante de su trabajo a las tareas de gestión de cobro, y eso implica una merma de la eficiencia de estos pequeños negocios, que les resta capacidad para ser más productivos. Por tanto la morosidad no es sólo una traba a nivel financiero, sino que incide directamente en su capacidad de inversión y de generar actividad».
En todo caso, desde Cepyme insisten en que las empresas más pequeñas son más vulnerables «a un entorno económico caracterizado por una inflación aún superior a lo normal, la reducción de márgenes provocada por esa inflación, mayores tipos de interés y un acceso más difícil al crédito». Y advierte de que «aunque a menudo se olvida, las empresas pequeñas son tan víctimas de la inflación como los consumidores».
Pone el foco en las cifras: el tramo moroso de la deuda comercial de las pymes exigió en 2023 un esfuerzo financiero de 1.200 millones de euros, un 44% más que un año antes; el segundo ejercicio con mayor aumento en 18 años.
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