Diario de León

«Me río como los niños, 30 veces al día»

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antonio paniagua

La nueva revelación de la comedia negra inglesa se llama Richard Osman. En España es un desconocido, pero en el Reino Unido la gente le para por la calle cuando le identifica. Aparte de sus méritos literarios, Osman es un productor televisivo de larga trayectoria y presentador de uno de los concursos predilectos de los espectadores de la BBC, Pointless. Hijo de una maestra de primaria y un padre que les abandonó a su hermano y a él y del que no quiere saber nada, Osman (Essex, 1970) es el fenómeno editorial de la temporada, no solo en las islas, sino en medio mundo. Con su primer libro, El club del crimen de los jueves (publicado en España por Espasa) ha arrasado en ventas. Esta novela negra tributaria del legado de Agatha Christie y preñada de humor ha vendido 1,3 millones de ejemplares en Gran Bretaña, solo por detrás de Dan Brown y J. K. Rowling.

—¿Cuál es la tecla que ha pulsado el presentador metido hombre de letras para cosechar tal éxito?

—Ni siquiera el propio autor lo sabe, pero sospecha que la aceptación del público tiene que ver con que sus personajes escapan del estereotipo de las novelas de detectives al uso.

—Los investigadores son septuagenarios, residentes de una idílica residencia de ancianos más parecida a un campus universitario que a uno de esos tristes geriátricos que pueblan el solar patrio. Precisamente en una de esos plácidos complejos en que los residentes envejecen entre charlas amistosas y tazas de té vive la madre de Osman.

—«A mi madre le preocupaba porque sabía que había ambientado la novela ahí y temía que se montara un escándalo. Y ahora ella es la heroína de la comunidad porque a todos les ha encantado el libro. He dado dignidad a las personas mayores, a quienes no trato, ni mucho menos,con lástima».

—Todos son parabienes para el escritor. La extraordinaria acogida de la novela le ha movido a escribir una tetralogía de la que acaba de empezar la tercera entrega. Por si fuera poco, Steven Spielberg ha adquirido los derechos para el cine de ‘El club del crimen de los jueves’. Los cuatro héroes de este relato son un histórico militante de la izquierda sindical, un psiquiatra que ha cerrado su consulta, una enfermera abnegada y una mujer de aguda inteligencia. Se presume que los mayores juegan al ‘bridge’, pero el club de los sabuesos que concurren en el libro de Osman prefieren dedicar sus ocio a una tarea a la altura de su perspicacia: esclarecer casos policiales antiguos. Cuando se les presenta un caso real, pondrán a prueba sus dotes detectivescas. Y lo hacen en un retiro dorado, ubicado en plena campiña. El abuelo de Richard Osman ejerció una gran influencia sobre el novelista.

—«Mi abuelo era policía en las décadas de los sesenta y los setenta, cuando la policía iba un poco a lo suyo y las fronteras entre la actuación de las fuerzas de orden y la delincuencia eran un tanto difusas. Mi abuelo trabajaba de policía en Brighton, una zona costera al sur de Inglaterra que es conocida por los altos índices de delincuencia. A mí me fascinó siempre eso de ir caminando por la calle con él y que me contará qué había detrás de cada puerta, a quién habían arrestado, qué delitos se habían cometido allí o allá», explica el escritor.

—¿Cómo se ve el autor cuando alcance la vejez?

—« Probablemente seré como soy ahora. De momento tengo la mente de una señora mayor. Siempre me he dedicado al humor. Dicen que los niños ríen 30 veces al día y los adultos cinco. Por suerte me río como un niño, 30 veces al día. Lo hago ahora y espero hacerlo hasta el día que me muera».

—Richard Osman cultiva un humor blanco y amable. Ni siquiera cuando se le pregunta sobre la entrevista concedida por Meghan Markle y el príncipe Harry quiere hacer sangre. No le parece una cuestión tragicómica ni que se preste a la sátira.

—«Me encanta la pareja. Harry es un chico que perdió a su madre de jovencito, ha crecido expuesto al público y ha encontrado a la mujer que ama. Pues oye, buena suerte y, en fin, que acabe la historia. La gente se disgusta. Pero desde Enrique VIII todo ha sido un circo, siempre han pasado cosas de este estilo, no sé de qué se sorprenden.Yo les deseo que sean lo más felices que puedan.

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