Diario de León

LEONESAS DE AYER Y HOY. CELIA SANTOS TAPIA

La científica que descifra el cáncer y combate el machismo

jery joy

jery joy

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

ana gaitero | león

Celia Santos Tapia (León. 1991) es bióloga genetista y trabaja en el Instituto de Recerca Biomédica (IRB) de Barcelona. Su tarea cotidiana se centra en la mosca de la fruta —Drosophila Melanogaster— un insecto que, por muy raro que suene, guarda un enorme parecido con el ser humano.

El ala de esta mosca, cuyas células son casi iguales a las de la piel humana, es el campo de batalla de esta científica que prepara su doctorado con una beca del Ministerio de Educación. «Buscamos saber cómo se comportan las células dentro de un tumor, por qué se convierte en maligno», explica.

Descifrar los mecanismos del cáncer es un reto para esta joven que desde niña tuvo claro que quería ser investigadora, aunque no encuentra un momento decisivo. En parte, reflexiona, influyeron «mis circunstancias personales (superó un tumor con apenas dos años de edad); pero también porque en su educación no padeció los estereotipos de género. «Mis padres —es hija de arquitecto y periodista— me inculcaron siempre que podía ser lo que quisiera», añade.

Pero no todas las niñas viven en un ambiente que facilite las vocaciones científicas y tecnológicas. Celia Santos Tapia y sus compañeras Lada Murcia Rosero y Teresa Juan Blanco, se dieron cuenta cuando preparaban una mesa sobre mujer y ciencia para celebrar el 8 de marzo y se encontraron con unos datos sorprendentes para su generación, A día de hoy, las mujeres solo representan el 25,8% en las carreras de ingeniería y arquitectura,

Además, un estudio publicado por la revista Science a principios de 2017 concluye «que niños y niñas asimilan —ya a la edad de 6 años— la idea de que ser «brillante» es una cualidad masculina. Y para rematar, el déficit de referentes femeninos en los libros de texto sigue en vigor pues con tan solo un 7,5% de presencia de mujeres durante la educación obligatoria se priva «al estudiantado de comprender las figuras femeninas que han contribuido a la construcción del conocimiento y cultura actuales», precisa.

Las jóvenes no se resignaron a ser meras espectadoras de esta situación de desigualdad. Pensaron en hacer algo para remediarlo y se pusieron manos a la obra. Así nació Noies al Lab, un colectivo que ya tiene forma digital (www.noiesallab.es) y hace unos meses estrenó los talleres científicos y tecnológicos para motivar las vocaciones en las niñas.

De la mano de experimentos sencillos y grandes científicas de la historia, las investigadoras se convierten en mentoras de futuras promesas de la ciencia y la tecnología. Son talleres prácticos y teóricos en los que ofrecen la oportunidad de acercarse al ADN a través de un plátano aprender a programar con ejercicio sencillo y al mismo tiempo conocer figuras tan relevantes como Rosalin Franklin, la investigadora que formuló la doble hélice del ADN pero a quien le hurtaron la posibilidad de ser premio Nobel al borrarla de la investigación o Ada Lovelace, la primera persona en el mundo que hizo lo más parecido a una programación informática en el siglo XIX.

Los talleres iban dirigidos inicialmente solo a niñas, pero en la práctica se han tenido que acomodar a la programación de actividades extraescolares de asociaciones de madres y padres, que van dirigidas a niñas y a niños. Así que la única condición que ponen es que haya «como mínimo un 50% de niñas», explica la bióloga leonesa, que hace equipo con una bioinformática, experta en robótica y programación, y otra bióloga genetista.

«Concebimos los talleres como un refuerzo positivo para fomentar el interés por la ciencia y la tecnología en las niñas, no es que queramos excluir a los niños», matiza. La actividad de Noies al Lab también ha despertado el interés de la Biblioteca Francesca Bonnemaison, institución que se creó en 1910 para dar acceso a la cultura a las mujeres y que ahora depende del Ayuntamiento de Barcelona.

Sobre la situación de las mujeres que deciden y logran ser científicas, Santos Tapia señala que todavía hay un déficit de jefas de investigación y sobre todo abundan los sesgos machistas inconscientes a la hora de contratar y valorar a mujeres y hombres. Otro fenómeno que funciona en favor de los hombres es de tipo cultural. «Los hombres tienden a colaborar más entre ellos, tanto fuera como dentro del ámbito laboral, es lo que se llama male bonding», explica.

También hay discriminación palmaria a la hora de hacer carrera en los equipos de investigación. «La excelencia científica exige trabajar 12 horas en el laboratorio y escribir cientos de papers, por lo que las mujeres se ven obligadas a elegir entre compatibilizar su vida con la familia y el laboratorio».

tracking