Diario de León

Economía

La factura de la deslocalización

La dependencia de China para comprar material sanitario crítico obliga a plantear la recuperación de la estructura local de producción, desmantelada en dos décadas. El ejemplo del voluntariado muestra que cierto autoabastecimiento es posible

Jesús Fernández en León 3D, que en estos días ha donado más de 2.000 viseras protectoras a los sanitarios leoneses.

Jesús Fernández en León 3D, que en estos días ha donado más de 2.000 viseras protectoras a los sanitarios leoneses.

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Desabastecimiento, precios desorbitados y partidas de productos que no cumplen los requisitos exigidos. Caos y mecanismos de «mercado persa» para abastecer al personal sanitario de objetos tan simples como mascarillas o batas con los que protegerse del Covid-19. Tal es el grado de dependencia del mercado asiático, muy especialmente de China, en un momento crítico como el actual que los expertos llaman la atención sobre una evidencia conocida, que ahora estalla con toda su crudeza. La búsqueda de mano de obra barata deslocalizó la mayor parte de la capacidad productiva del país, de toda Europa. Ahora la dependencia es total, y China se cobra su precio. Sin embargo, aquí y ahora se pueden producir esos artículos. El voluntariado lo demuestra.

«Los países occidentales han destruido buena parte de la estructura productiva de las empresas, la estrategia durante años fue buscar bajos costes laborales en países asiáticos. Sin embargo en los últimos tiempos los costes de producción y laborales ya no eran tan rentables en esos países. Las empresas quisieron retornar, pero no pudieron: en el caso de España se había eliminado toda una estructura de producción que dos décadas atrás sí existía». Lo explica José Ángel Miguel Dávila, catedrático de Organización de Empresas y decano de la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de León.

Los economistas adelantan un cambio de modelo productivo que puede ser una oportunidad

«El modelo mundial cambia, y cambiará más hacia un nuevo patrón», coincide Nuria González Rabanal, profesora de Economía Aplicada de la ULE y decana del Colegio de Economistas de León. «Las nuevas lecciones aprendidas van a suponer cambios grandes e irreversibles en la economía mundial. Lo pone de manifiesto la situación actual, con un modelo de economía basado sólo en los bajos costes de producción, lo que ha supuesto una concentración productiva en China. Y cuando China ha parado, el mundo ha parado. Y ahora ese país polariza la producción mundial más que nunca».

Miguel Dávila lo señala también «como un deseo. Ojalá estas situaciones empujen a los gobiernos a reestructurar el sistema de producción, y a no ser tan dependientes de esos países».

En todo caso, el catedrático llama la atención sobre «el fenómeno que estamos observando estos días, con makers y personas desde sus casas fabricando productos que estamos comprando fuera. Para hacer mascarillas no se necesita una tecnología potente, pero las seguimos pagando diez veces más caras que antes a China».

Los makers leoneses pueden imprimir en 3D las piezas necesarias, pero no tienen material

El economista insiste en que «existen empresas en España muy capaces de hacerlas, lo único que se necesita, que no es poco, es replantear el producto que estaban fabricando». En todo caso, «lo que evidencia todo esto es que si se toman las decisiones adecuadas, este tipo de situaciones tan dramáticas pueden impulsarnos a hacer las cosas mejor. Incluso, para muchas empresas, esta situación puede convertirse en una oportunidad de cara al futuro».

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