Diario de León

Sanidad

La limitación de recursos acelera el triaje de enfermos

Los médicos priorizarán los tratamientos intensivos a los pacientes con mayores posibilidades de recuperación, indistintamente de que sean los más graves

Construcción del triaje fuera del Hospital para las pruebas del Covid-19.

Construcción del triaje fuera del Hospital para las pruebas del Covid-19.

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«Habrá que sacrificar valores porque estamos en una situación límite y nos enfrentamos a lo desconocido». Antonio Blanco Mercadé, médico del Hospital de León y presidente de la Comisión de Bioética de Castilla y León, es el autor del Protocolo para la priorización del tratamiento intensivo durante la pandemia Covid-19, y deja claro que estamos en una «situación excepcional de desastre sanitario».

El documento, que desde el domingo está en poder de todos los hospitales de la Comunidad, tiene un carácter «excepcional y transitorio» y busca ayudar a los médicos a decidir cuando las necesidades de atención inmediata sean superiores a los recursos disponibles y a mantener su estabilidad emocional. Antonio Blanco Mercadé no oculta que la curva de infectados puede provocar que esto suceda en cualquier momento y explica que la ética deontológica que hasta ahora se ha seguido en la Sanidad de aportar todos los recursos para todos los necesitados pasará a convertirse en una ética utilitarista. «Lo que tenemos que conseguir a partir de ahora es clasificar las urgencias con el fin de lograr el mayor bien para el mayor número de personas, lo que obligará a dar prioridad a unos pacientes sobre otros», subraya Blanco Mercadé, que también es el presidente del Comité de Ética del Caule.

Los criterios son la edad, el pronóstico, la esperanza de vida, la comorbilidad y la situación funcional previa

El médico destaca que se tratará de ayudar al que más posibilidades tenga con los recursos limitados a su disposición: respiradores, mecanismos de soporte vital, etc. «Lo que necesitan ahora los médicos que están en la trinchera es munición y este protocolo viene a prestársela», afirma. Mercadé hace hincapié en que estamos ante un problema ético más que científico: «¿A quién le doy el recurso?» y añade que a los profesionales hay que darles criterios concretos para que gestionen la decisión con justicia y equidad.

PONER LÍMITES AL ESFUERZO

Cada mañana, los médicos se reúnen para analizar la situación y coordinarse para las labores de triaje. Las decisiones se tomarán sin perder de vista dos máximas fundamentales: procurar la mayor supervivencia en el menor tiempo posible y adecuar el tratamiento a la evolución del enfermo. «Debemos saber cuándo poner límites al esfuerzo terapéutico», advierte Blanco Mercadé. El doctor reconoce que esta crisis ha demostrado a los profesionales que la sociedad es muy adulta desde el punto de vista moral. «Y es raro, porque hasta hace dos semanas éramos un país que vivía acostumbrado a disponer prácticamente de todo en sanidad», defiende. Ahora, explica que la realidad ha caído de golpe y se podrá dar el caso de que un intensivista tenga que decidir para qué paciente es la única cama que tiene.

El análisis de cada enfermo para el triaje se realizará teniendo en cuenta el tipo y gravedad de la enfermedad. Los criterios que los médicos valorarán para desarrollarlo son el pronóstico, la esperanza de vida, la situación funcional previa y la edad.

Las pautas de evaluación

Cuando los recursos no permitan aplicar a todos los enfermos los medios de curación, el comité analizará diferentes pautas de evaluación. Una de las primeras es la capacidad de supervivencia y de recuperación. Además, se estudiará la esperanza de vida teniendo en cuenta la comorbilidad y la edad. «La edad no es un criterio determinante», explica Antonio Blanco Mercadé, pero añade que es una de las más vitales, porque en situaciones extremas y ante casos similares se dará prioridad a los más jóvenes. Qué enfermedades asociadas tiene el enfermo y cuál era la situación funcional del paciente antes de ingresar son también preguntas fundamentales en la toma de la decisión. Para ello, se podrán realizar tests, como por ejemplo el que determina la esperanza de vida según la comorbilidad y la edad. Este índice nos dice qué porcentaje de posibilidades tenemos de seguir vivos en diez años. «La intención es reservar recursos para aquellos pacientes con más posibilidades de supervivencia y secundariamente, más años de vida salvada», revela Blanco Mercadé.

El doctor insiste: «No va a morir nadie sufriendo. Estamos humanizándolo todo lo más posible más allá de nuestra propia salud y estoy seguro de que cuando todo esto termine seremos una sociedad mejor».

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