Diario de León

Un español, el primero que oyó a Armstrong

Carlos González estaba a cargo del control de transmisiones entre el Apolo 11 y Houston hace medio siglo cuando se produjo la llegada a la Luna en 1969.

El alunizaje de la misión estadounidense del Apolo 11 tuvo una importante colaboración española. NEIL ARMSTRONG/NASA HANDOUT

El alunizaje de la misión estadounidense del Apolo 11 tuvo una importante colaboración española. NEIL ARMSTRONG/NASA HANDOUT

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Doménico Chiappe | madrid

Cuando los tres astronautas partieron desde Cabo Cañaveral a bordo del Apolo 11 para llegar a la Luna por primera vez en la historia de la humanidad, había un español que se encargaba de todas las comunicaciones durante el alunizaje desde la estación de la Nasa en Fresnedillas de la Oliva (Madrid). Carlos González era uno de los técnicos de operaciones y mantenimiento de la agencia espacial norteamericana, una pieza de crucial importancia en esta misión. «La comunicación de voz entre los tripulantes y Houston era imprescindible para bajar a la Luna», recuerda González, que se ocupaba del buen funcionamiento de los receptores, que captaban la señal de los astronautas, y de los transmisores, que mandaban la de la base terrestre. Los controles, aunque eran la última tecnología para la época y había sido desarrollada específicamente para ese proyecto, suponían un amplio conjunto de botones y manivelas que González debía manipular a pulso, guiado por un osciloscopio, hasta llegar a la frecuencia correcta.

Una vez encontrado el punto exacto en el ruidoso espectro, debía lograr que la señal no se perdiera y que no la anularan las interferencias. De lo contrario, Armstrong no pisaría con éxito nuestro satélite. Desde esa consola intermedia entre la Luna y Estados Unidos, González y sus compañeros asignados al proyecto Apolo en España, «unos 20» en total, fueron los primeros que escucharon, antes incluso que los norteamericanos, las primeras palabras pronunciadas por un hombre desde suelo lunar.

«Houston, aquí base La Tranquilidad, el águila ha aterrizado», dijo Armstrong. La voz llegó a la Tierra casi un segundo y medio después de que Armstrong hablara. Desde Fresnedillas hasta Houston tardaron medio segundo más.

«El retraso se debe a que la señal tarda en recorrer la distancia entre la Luna y la Tierra: 400.000 kilómetros», explica hoy González, que trabajó en la NASA durante 43 años. «La consecuencia fue que nosotros fuimos los primeros en oír que el módulo se había posado en la Luna».

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