Diario de León

‘Malas calles’ y buenos polis

El juez asturiano Manuel Estébanez y los policías leoneses Ricardo Magaz

El magistrado asturiano Manuel Estébanez y los policías leoneses Ricardo Magaz y Alejandro Gallo. RAMIRO

El magistrado asturiano Manuel Estébanez y los policías leoneses Ricardo Magaz y Alejandro Gallo. RAMIRO

León

Creado:

Actualizado:

El libro Malas calles podría haberse titulado Historias contadas por los cuerpos represivos , pero no tuvo los votos suficientes. Esta antología del crimen reúne catorce relatos de trece escritores, con la particularidad de que los autores son comisarios de policía, inspectores, agentes locales, un juez de instrucción y hasta un director de prisiones.

Tres de ellos, el juez asturiano Manuel Estébanez, el criminólogo cepedano Ricardo Magaz, y el jefe de la Policía Local de Gijón, el astorgano Alejandro Gallo, presentaron ayer el libro, editado por Reino de Cordelia, en el Club de Prensa de Diario de León. El director de prisiones ya jubilado Manuel Avilés intervino desde Granada, donde presentaba su última novela El gato tuerto .

Muchos de los relatos, en una edición coordinada por Gallo y Magaz, están inspirados en hechos reales, que los autores han conocido de primera mano, como la historia que firma Estébanez, un enrevesado caso de «pequeñas maldades», que acabó con la ruptura de tres parejas.

Gallo rescata en Malas calles a su comisario Gorgonio, un tipo que «odia la filosofía posmoderna que nos invade, en un mundo opulento en el que nos ocupamos de lo que no importa» —según descripción del autor—. El investigador se desplaza a París para encargarse del asesinato de un militar español en el Centro Pompidou, después de que a la policía francesa se le haya «atragantado» el crimen.

Entre el público se encontraban varios miembros de la UME, a los que los autores felicitaron por su trabajo en las labores de rescate en Turquía, tras el devastador terremoto. También hicieron extensiva su felicitación al director de la Semana Negra de Gijón, Ángel de la Calle, sentado en primera fila. Gallo explicó que la novela negra ha dejado de ser un género menor y que en todo el país hay certámenes como el de la Semana Negra.

El escritor leonés confesó que cuando publicó su primera novela, hace veinte años, un catedrático de literatura le dijo que estaba bien escrita, pero que tenía un problema y es que era policía. El escritor aseguró que aún prevalece entre gran parte de la ciudadanía la idea de que en las Fuerzas Armadas, la Policía y la Guardia Civil «se metía aquel que no valía para nada». Y que muchos escritores, empezando por George Orwell, policía imperial en la India, han ocultado que lo eran. Según Gallo, , jueces, periodistas y policías, que saben lo que sucede en la calle, empezaron a escribir novela negra al ver que lo que leían no reflejaba lo que realmente estaba ocurriendo.

«En esta antología de Malas calles , precisamente, lo que quisimos fue no ocultar que somos policías. Nadie es policía en el siglo XXI siendo un renegado. Pero seguimos con esa losa».

Manuel Avilés contó un caso que le condujo hasta León. El entonces ministro Belloch le encomendó averiguar el paradero de un Cristo que había desaparecido de una prisión. Sus pesquisas acabaron en la cofradía de la Redención, que, en su opinión, «es la mejor de la Semana Santa de León. Yo la vengo a ver todos los años». Resultó que el Cristo lo procesiona esta hermandad. En su día pidieron una talla, pero, según Avilés, no a las autoridades pertinentes, ya que se trata de un bien del Estado. El Cristo, que resultó ser una espléndida talla del siglo XVI, atribuida a Juan de Anchieta, lo guarda el convento de las Carbajalas.

Estébanez, Magaz y Gallo estuvieron de acuerdo en que España es uno de los países con la tasa más baja de delincuencia de Europa —la mitad que en los países nórdicos—, que el grado de resolución de crímenes es alto y que hay poca corrupción en la policía.

El juez asturiano ilustró la complejidad de resolver casos como el del asesinato del concejal de Llanes Javier Ardines. Recalcó que gracias a muchas horas de trabajo y dedicación se pudo localizar a los sicarios argelinos contratados por el marido de la mujer que tenía una relación sentimental con el concejal. También relató el episodio de dos taxistas asesinados en Asturias. Al final, el autor fue detenido en Suiza. El móvil en ambos crímenes fue el robo.

tracking