Diario de León

El Prado, objetivo de García-Alix

El fotógrafo leonés expone su visión del museo condensada en ‘El descendimiento’ de Van der Weyden.

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verónica viñas | león

«La mejor escuela de fotografía es el Museo del Prado». Es lo que piensa el leonés Alberto García-Alix. Tuvo el lujo de recorrer con tranquilidad las salas de la gran pinacoteca, sin esas molestas hordas de turistas que se arremolinan tras un guía. La Fundación Amigos del Museo del Prado le había encomendado a él y a otros once fotógrafos captar con su cámara los 200 años de historia de un lugar único en el mundo. Lo fácil —y quizá la primera intención—, habría sido elegir a Goya, el primer artista que fue capaz de mirar como un fotógrafo. Pero Alix se topó con El descendimiento de la cruz, de Rogier van der Weyden, un artista que sabía cómo emocionar. Fue una especie de ‘flechazo’.

El fotógrafo leonés ha sido capaz de construir nuevos mundos dentro del propio cuadro a través de superposiciones de algunas partes de la misma pintura La exposición Doce fotógrafos en el Museo del Prado, comisariada por Francisco Calvo Serraller, ocupa la Galería baja norte del edificio de Villanueva, al lado de la sala de las Musas.

Las 24 fotografías de la muestra —que pueden verse hasta el 13 de enero— suponen doce miradas diferentes a las joyas que atesora el Prado y «abrirán nuevos caminos por los que adentrarse en las colecciones del museo y aportarán nuevos puntos de vista y nuevas perspectivas para contemplarlas, además de mostrar que el Prado mantiene su capacidad inspiradora transcurridos dos siglos desde su inauguración», explica la web del museo.

El fotógrafo de los mineros

Los compañeros de viaje de García-Alix pertenecen a tres generaciones distintas y con formas de entender y utilizar la fotografía muy diversas: José Manuel Ballester, Bleda y Rosa, Javier Campano, Joan Fontcuberta, Pierre Gonnord, Chema Madoz, Cristina de Middel, Isabel Muñoz, Aitor Ortiz, Pilar Pequeño y Javier Vallhonrat. Todos se han inspirado en las obras del Museo, pero también «en el aura que las envuelve, el edificio que las cobija y en aquellos que las contemplan». Es el caso de Pierre Gonnord, un artista muy conocido en León. El fotógrafo francés afincado en España, presente en la colección del Musac, es autor de una exhaustiva investigación sobre las cuencas mineras leonesas. Gonnord retrató como nunca se había hecho a los hombres de la mina. Bajó a las minas del Bierzo y Villablino y se convirtió en un minero más, trabajando día y noche, aguardando los relevos de los turnos para conocer a aquellos cuya mirada devolvería meses después en una espectacular exposición que pudo verse en el Museo de la Minería de Sabero y en Nueva York.

También Bleda y Rosa y Joan Fontcuberta están presentes en la colección del Musac; y Chema Madoz ha expuesto en la Fundación Cerezales.

El Prado prestará doce obras «de especial relevancia» a distintas instituciones con motivo de su bicentenario, que se cumple en noviembre. A León le ha tocado Ceres y dos ninfas, de Rubens, que desembarcará en Pallarés del 17 de junio al 14 de julio de 2019.

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