Diario de León

Las Ventas, en el año de Damián Castaño

El torero leonés se enfrenta mañana al encierro de Samuel Flores en San Isidro Afronta una temporada torista en España y Francia

El torero leonés Damián Castaño, que mañana tiene una importante cita en la feria de San Isidro. M. MARTÍN

El torero leonés Damián Castaño, que mañana tiene una importante cita en la feria de San Isidro. M. MARTÍN

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La de 2022 se intuye como la temporada de Damián Castaño. A punto de cumplir diez años de alternativa, enrolado en el circuito de las grandes ferias toristas de España y Francia, el torero leonés afronta con ilusión y mucha responsabilidad un año decisivo que ha comenzado con su clasificación para pelear por el triunfo en la Copa Chenel y que tiene en mañana lunes una cita decisiva para colocarse no en el punto de mira de los aficionados, que ya lo está, sino del público taurino en general.

Castaño (Cistierna, 1990) hace el paseíllo en la plaza de toros de las Ventas para lidiar una corrida de Samuel Flores, junto a Fernando Robleño y Morenito de Aranda, en el torista remate final de la feria de San Isidro. Espera repetir la gesta que este mes hace 22 años protagonizó su hermano, Javier Castaño, al estallar como prometedor novillero y salir a hombros por la puerta grande del coso madrileño.

«No voy a engañar a nadie, espero el momento con muchos nervios. Pero también con muchas ganas». Madrid es Madrid, aunque le esperen ya otras muchas plazas de primera para las próximas semanas. Con sólo un festejo a sus espaldas en esta temporada, Damián hace el paseíllo con la confianza ganada en la de 2021, irregular por la pandemia, pero en la que cerró un ciclo de 8 festejos en los que asentó la madurez de su renovado concepto del toreo.

«El año 2020 pasó en blanco. Para muchos compañeros fue un año de reflexión, de medir las cosas. A mi no me sentó bien. Yo lo que quiero es torear, y no poder ejercer mi profesión durante un año se me hizo muy difícil».

Vino después el 2021 con nuevos aires y ahora el torero leonés (salmantino para el aficionado, porque esa es la tierra taurina de adopción de los hermanos Castaño) sale a por todas con una agenda intensa, en festejos, en responsabilidad por la categoría de las plazas en las que se medirá y por la dureza de las ganaderías en las que ya se ha especializado.

Le esperan los hitos toristas de Francia en Mont de Marsan, Vic Fezensac o Ceret, y también las principales plazas del toro de la temporada española. Muchas de ellas plazas de primera. Damián ha arrancado la temporada clasificado para disputar el trofeo de la Copa Chenel, que abre también muchas puertas; y tiene este lunes su segunda cita en la cumbre de las ferias del año.

Se muestra «tremendamente ilusionado con la temporada, aunque todas las ganaderías son de las denominadas duras». Baltasán Ibán, Cuadri, Samuel Flores,... «Intento mantenerme ahí, es un circuito que merece mucho la pena», señala. Un reto continuo que le motiva, a pesar de lo complicado que es enfrentarse continuamente a toros tan exigentes.

«Es cierto que es muy complicado. Son toros que exigen una enorme preparación, tanto física como mental. Te lo ponen muy difícil, y llevas el corazón continuamente a mil. Casi pierdes años de vida cada tarde, de la entrega que exigen», bromea. Y, en serio, «no es un circuito fácil, pero tiene el reconocimiento de los aficionados, que lo valoran muchísimo, porque saben el esfuerzo que supone».

Damián Castaño afronta la temporada con la madurez de sus diez años de alternativa. «Soy un torero totalmente diferente al de hace años. Renovado. Antes buscaba sobre todo cortar orejas, toreando rápido, acelerado. Ahora es al revés. Busco el triunfo, por supuesto; pero sobre todo quiero sentirme muy torero. Creo que soy un diestro más pausado y más profundo en mi manera de torear. En los últimos cuatro años he cambiado mucho, con el paso del tiempo vas cogiendo madurez. Además, he matado corridas muy serias, y eso te hace evolucionar también, mucho».

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